Su fallecimiento, que ocurrió el pasado 5 de septiembre a la edad de 57 años en su casa de la Ciudad de México, conmovió a sus seguidores y al mundo del arte.
Un paro cardíaco fulminante se llevó a este artista que, desde temprana edad, encontró en la escultura su pasión. Sus tíos, quienes lo introdujeron al mundo del arte, fueron sus primeros mentores, y su talento lo llevó a realizar más de 40 obras monumentales que dejaron una huella imborrable en el arte mexicano.
Ponzanelli plasmó en bronce la esencia de grandes figuras de la música mexicana, como Juan Gabriel, Roberto Cantoral y Armando Manzanero, cuyas imágenes se encuentran inmortalizadas en el Paseo de los Compositores del Bosque de Chapultepec. Su obra también se extiende a otros íconos de la música, como José Alfredo Jiménez, cuyo monumento adorna el mirador del corazón en Mazatlán, y Javier Solís, cuya escultura se alza en la Plaza Garibaldi.
El "Escultor de las estrellas" no solo retrató a grandes figuras de la música, sino que también plasmó su visión del orgullo nacional en su obra Premio Amantes de México, una escultura que simboliza la identidad mexicana con la imagen de un niño indígena cargando la República Mexicana.
La partida de Óscar Ponzanelli deja un legado invaluable para el arte mexicano. Sus esculturas, que representan a personajes icónicos de la cultura popular, serán un recordatorio perdurable de su talento y pasión por la creación artística.