5, 4, 3, 2, 1… Despegamos a un paseo lleno de nostalgia y energía a través de tres décadas de nuestras vidas, todos guiados por la voz y el talento de una grande: Gloria Trevi, quien el pasado viernes impactó a todos los asistentes a su tour “Mi Soundtrack 4” en Tucson, Arizona, una lista de canciones que nos marcó a muchos desde 1989 y que sigue marcando a nuevas generaciones.
Sonaron las primeras notas y los asistentes al AVA del Casino del Sol se pusieron de pie para no volver a tomar asiento durante las 2 horas que duró el concierto. La voz grave de Gloria cantando Medusa abrió esta gala y entonces apareció ella, cubierta de pedrería que bajo las luces la llenaban de destellos mágicos que, junto a su voz, deslumbraron a cada uno de los presentes, quienes al finalizar la primera canción reventaron al unísono con un coro de ¡Gloria, Gloria, Gloria!
Y así, hombres y mujeres de todas las edades no dejaron de cantar y disfrutaron de este banquete a tres tiempos donde La Trevi, acompañada de seis bailarines que, al igual que ella, exudaban sensualidad y talento, nos hizo revivir nuestra adolescencia y juventud a través de las letras de canciones como Los Borregos o Papa sin Catsup, hasta traernos a la última década con Dímelo al Revés, entre otros grandes éxitos.
Gloria conectó desde el primer minuto con el público asistente y, aunque más de 30 años la separan de esa Gloria que inició en Boquitas Pintadas, su estilo irreverente y las profundas letras de sus canciones aún se hacen presentes, echando por los suelos cualquier argumento en contra del talento que esta gran mujer tiene para escribir e interpretar y que ha hecho que otros artistas como Olga Tañón, Guaynaa, Shy Carter, Karol G, Mónica Naranjo, Carlos Rivera, entre otros, hayan buscado compartir con ella escenario.
El segundo tiempo fue más melancólico y nostálgico. Gloria interpretó canciones tan profundas y tristes como Si me llevas contigo, Qué hago aquí y Lloran mis muñecas, letras que hablaban de un gran dolor y soledad y donde pudimos ver a una Gloria flotar en el aire, sentada en una estrella o recostada sobre una nube.
Terminamos este banquete de nuevo con una Gloria festiva, una Gloria pasional, una Gloria que sigue siendo emblema de rebeldía y resiliencia, quizás por eso siempre ha sido seguida por aquellos que toman prestada su voz, como mujeres, jóvenes y miembros de la comunidad LGTQ+. Yo soy ella, Habla blah blah, Cinco minutos, conformaron este postre que dejó un dulce sabor de boca, teniendo como cierre la cereza del pastel, una canción escrita en conjunto con Leonel García de Sin Bandera… una canción dulce… para tener a una Gloria Trevi por siempre Vestida de Azúcar.
Con información de: Óscar Lancaster
Fotos: Tania Ochoa