Algunos argumentan que la presión mediática y la familia real fueron los responsables de su partida, mientras que otros apuntan a la propia personalidad de la ex duquesa como factor determinante.
Una de las voces más fuertes en defensa de Meghan es la de la presentadora Nina Myskow, quien asegura que la prensa británica y la familia real la “expulsaron” por representar una amenaza a la popularidad de William y Kate. Según Myskow, la pareja de Meghan y Harry superó en popularidad a los príncipes, un escenario inaceptable para la monarquía.
Sin embargo, la periodista Neil Wallis desestimó la versión de Myskow, defendiendo la libertad de prensa y afirmando que acusar a la prensa y a la familia real de forzar la salida de Meghan es “una tontería”. Para Wallis, la prensa solo busca satisfacer las necesidades de sus lectores, sin estar influenciada por la familia real.
La polémica se extiende más allá de la prensa, con la comentarista política Fleur Elizabeth sumándose a las críticas hacia Meghan. Elizabeth la acusa de abandonar a su padre, quien costeó su educación, y de enviar su anillo de bodas a su primer marido tras el divorcio.
Es evidente que el debate sobre la salida de Meghan del Reino Unido no se resolverá fácilmente, con argumentos sólidos y opiniones encontradas que mantienen viva la polémica.