Ante la inminente amenaza, Remedios Custodio, la paladina del reino, se ve obligada a hacer un trato poco ortodoxo: buscar la ayuda de Ains Ooal Gown, el rey del Reino Hechicero.
Ains, un liche con un aura de misterio y un pasado envuelto en la mitología de Yggdrasil, el juego del que todo esto surge, no es lo que parece. Más que un tirano, se revela como un líder pragmático con un enfoque singular en la justicia y la paz. Su amistad con Neia, la escudera de Remedios, nos muestra un lado humano de este personaje, aunque su determinación implacable para proteger a su pueblo lo lleva a tomar decisiones difíciles, como sacrificar una vida para salvar a muchas.
La película se caracteriza por su estética visual grandiosa y su atmósfera de tensión constante. Los combates, aunque presentes, no son el foco principal. Itô, el director, prefiere enfocarse en las consecuencias, dejando al espectador imaginar la brutalidad de la batalla, creando una sensación de fatalismo que envuelve toda la trama. A pesar de no mostrar la historia real detrás del juego, la sensación de que los hilos se tejen en otro lugar persiste, dejando al espectador con una sensación de misterio y un deseo de saber más.