Esta audaz decisión, tomada hace más de 40 años, sigue siendo un éxito rotundo, y la producción actual, que marca su 14º renacimiento, no es la excepción.
El papel de Rigoletto, el jorobado bufón del duque de Mantua, ahora convertido en el "Joker" de la mafia, es interpretado por el barítono estadounidense Weston Hurt. Su poderosa voz y su convincente interpretación, pasando del sarcasmo mordaz a la profunda tristeza y la devoción por su hija Gilda, cautivan a la audiencia.
Hurt, que nació con una sola mano, aporta una autenticidad aún más profunda a su papel. "En mi vida he comprobado que diez dedos son una exageración", ha dicho el cantante. Su ausencia de mano derecha refuerza la imagen del jorobado, creando una conexión visceral con el personaje.
La joven soprano británica Robyn Allegra Parton, haciendo su debut en el ENO, interpreta a Gilda con una belleza y una sensibilidad excepcionales. Su voz cristalina y su actuación sin artificios la convierten en una presencia inolvidable.
La elección del bajo británico William Thomas como el siniestro asesino Sparafucile es un acierto absoluto, al igual que la del barítono galés David Kempster como el desdichado Monterone. La poderosa voz de Kempster al denunciar al duque y poner una maldición sobre Rigoletto es una de las partes más memorables de la obra.
El director de orquesta Richard Farnes mantiene un ritmo vibrante, realzando la magnífica música de Verdi. El elenco, en su conjunto, conforma una experiencia excepcional.
Sin embargo, no todo es perfecto. El tenor chino Yongzhao Yu, a pesar de haber interpretado este papel con éxito en italiano, parece menos cómodo con la adaptación en inglés. Su marcado acento y su limitada fluidez lo convierten en una elección discutible para el duque.
La traducción de James Fenton, a pesar de los estándares ligeramente cuestionables del ENO, es excelente. Pero la interpretación de Yu lastra un poco la obra.
Rigoletto se presenta en el Coliseo hasta el 21 de noviembre.