Pero detrás de esa fachada de éxito, el grupo estaba lidiando con problemas internos que amenazaban con destruirlos.
AJ McLean, el cantante de la banda, ha decidido hablar abiertamente sobre el periodo oscuro que vivió durante esos años. En el nuevo documental "Larger Than Life: Reign of the Boybands", McLean revela que la presión de la fama y las exigencias de la industria musical lo llevaron a un estilo de vida destructivo.
"Habíamos estado de gira durante nueve años seguidos", admite McLean. "En lugar de afrontar mis emociones, me refugié en las fiestas, el alcohol y las drogas".
El punto de inflexión llegó cuando McLean se presentó en un concierto en estado de ebriedad. Ese momento lo obligó a enfrentar su adicción y a buscar ayuda. "Fue un momento de claridad que me hizo darme cuenta de que algo iba muy mal", explica.
La decisión de McLean de ingresar a rehabilitación en 2001 fue un paso crucial en su camino hacia la recuperación, pero también un momento difícil para el grupo. "Todos estábamos al borde del abismo", recuerda McLean sobre ese periodo. "Estábamos al límite".
A pesar de los desafíos que enfrentaron, los Backstreet Boys nunca se separaron. El apoyo de sus compañeros de banda y la fuerza de su vínculo los ayudó a superar las dificultades.
En 2008, Kevin Richardson regresó a la banda después de una breve pausa. Su regreso fue un momento de celebración para los fans y para el grupo mismo. "Nunca había escuchado gritos tan fuertes", recuerda McLean sobre la bienvenida que recibió Kevin en un concierto en el Staples Center. "Fue un momento de unión que nos demostró que aún teníamos mucha fuerza".
La historia de AJ McLean es un testimonio de la resistencia humana. Es una historia de lucha y superación, de amistad y de la búsqueda de la redención. Es un ejemplo de cómo, incluso en las situaciones más difíciles, siempre hay esperanza de encontrar el camino de regreso a la luz.