La primera entrega, que reunió a íconos como 'Rambo', 'Terminator' y 'John McClane', logró una recaudación impresionante de 274 millones de dólares, lo que sentó las bases para una secuela inevitable.
La segunda parte, lanzada en 2012, no solo mantuvo el interés del público, sino que también incrementó las cifras, alcanzando 315 millones de dólares en taquilla. Sin embargo, la tercera entrega trajo consigo un giro inesperado. La ausencia de Bruce Willis se debió a su exigencia de un millón de dólares adicionales para participar, a pesar de que se le ofrecieron tres millones por solo cuatro días de trabajo. Sylvester Stallone, al tomar la decisión de prescindir de Willis, expresó su descontento con una frase contundente: "Codicioso y perezoso. Una fórmula segura para el fracaso profesional."
Con la producción en marcha y la necesidad de un nuevo protagonista, Stallone optó por un reemplazo que generó expectativas: Harrison Ford. Aunque su inclusión prometía revitalizar la franquicia, el costo fue notable, ya que Ford recibió 6.9 millones de dólares, casi el doble de lo que había solicitado Willis. A pesar de este cambio, la tercera entrega no logró el éxito esperado, recaudando aproximadamente 214 millones de dólares, convirtiéndose en la menos exitosa de la saga.
Con el paso del tiempo, la franquicia enfrentó desafíos adicionales. El diagnóstico de demencia frontotemporal de Willis marcó un punto de inflexión en su carrera, mientras que la cuarta entrega, estrenada en 2023, apenas logró recaudar 37 millones de dólares. Este panorama refleja cómo las decisiones en el ámbito cinematográfico pueden influir en el destino de una saga, dejando a los fanáticos con la incertidumbre sobre el futuro de sus héroes de acción favoritos.