Según Silvia Pinal, todo comenzó cuando un arquitecto la convenció para posar para Diego Rivera, quien en ese momento era uno de los artistas más influyentes de México. "Ni él me pidió ni nada, yo tenía un arquitecto que me dijo ‘¿por qué no te pinta Diego Rivera?’. Le dije, ‘no, me va a cobrar, imagínate’, y me dijo ‘yo me encargo, yo hablo con el maestro’", relató la actriz en una entrevista con el programa Ventaneando.
La relación entre Silvia Pinal y Diego Rivera derivó en la creación de un retrato que, según Pinal, representó un gran gesto de generosidad por parte del artista. Aunque se pensaba que el pintor nunca cobró por su trabajo, Silvia Pinal reveló que Diego Rivera no le pidió dinero por el retrato. Sin embargo, el pago fue simbólico: el cuadro debía "viajar" y ser exhibido públicamente, como una manera de que la gente pudiera apreciar el arte de Rivera.
El retrato de Silvia Pinal, pintado por Diego Rivera, se ha convertido en una de las obras más emblemáticas de la actriz, y se encuentra en su casa como parte de su legado artístico. La figura de Rivera, como líder del muralismo mexicano, ha trascendido como un referente cultural, no solo por su obra, sino también por su capacidad de capturar la historia y las luchas sociales del México de su tiempo.
La obra de Rivera no solo tiene un valor histórico y artístico, sino que también sigue siendo un testimonio de su compromiso con la cultura y el pueblo mexicano. La relación entre Silvia Pinal y Diego Rivera es un claro ejemplo de cómo las grandes figuras del arte mexicano han estado interconectadas a lo largo de los años.
Entre los aspectos más destacados de esta relación se encuentran:
- La creación de un retrato que se ha convertido en una obra maestra del arte mexicano.
- La generosidad de Diego Rivera al no cobrar por su trabajo.
- La importancia de la obra de Rivera en la historia y la cultura mexicana.