El foco está ahora en Chiquis Rivera, quien, a través de su reality show, ha decidido abordar un tema delicado: su conflictiva relación con su tía, Rosie Rivera. Años de silencio y especulaciones se quiebran con las revelaciones de la hija mayor de la inolvidable Jenni Rivera, a 12 años de la muerte de la “Diva de la Banda”.
Según Chiquis, la tensión con Rosie no es reciente; sus raíces se hunden en la infancia. “Rosie siempre quiso ser el centro para mi mamá, pero eso cambió cuando yo llegué,” confesó Chiquis, con la emotividad que solo una experiencia tan personal puede transmitir. Esta lucha por la atención de Jenni, según la cantante, generó celos y resentimiento que, con el paso del tiempo, se solidificaron en una profunda brecha familiar.
La situación, afirma Chiquis, no solo impactó su desarrollo emocional, sino que también influyó en la relación con su propia madre en los últimos años de su vida. Las declaraciones de Chiquis pintan un cuadro complejo, donde la ausencia de Jenni exacerbó las tensiones preexistentes.
Tras la muerte de Jenni, Rosie Rivera asumió un rol crucial en la administración del legado de la cantante. Este papel, según Chiquis, se convirtió en un punto de fricción adicional. “Rosie utilizó su posición para alejarme de otros miembros familiares, incluido mi tío Juan Rivera,” asegura la cantante, revelando una dinámica familiar más compleja de lo que se imaginaba.
El distanciamiento familiar, que se ha visto reflejado en la prensa durante años, parece lejos de una resolución. Las declaraciones de Chiquis en su reality muestran, sin tapujos, que las heridas del pasado siguen abiertas y que la reconciliación, por el momento, parece un objetivo distante.