Elizabeth Hurley, a sus 59 años, sigue cautivando miradas. Recientemente, la actriz compartió en Instagram un video detrás de cámaras de una sesión fotográfica, donde luce un impactante vestido blazer burdeos de PVC, medias negras opacas y stilettos verdes. El maquillaje, con un intenso ahumado en los ojos, completa un look atrevido y sofisticado.
La publicación, acompañada del mensaje "Besos navideños para todos", generó gran impacto en redes sociales. Sin embargo, más allá del atuendo, la noticia trasciende la superficie de la imagen. Su historia se entrelaza con la de su ex pareja, Hugh Grant, y el impacto que la fama tuvo en ambos.
Hurley, recordada por su icónico vestido Versace en el estreno de "Cuatro bodas y un funeral" en 1994, reflexionó sobre ese momento crucial en su vida durante una entrevista en el Bazaar At Work summit en Londres. "Estaba con mi ex, Hugh Grant, así que nos sucedió a ambos al mismo tiempo", comentó. Describió el repentino ascenso a la fama como "alarmante" y "sin protección", contraste con la imagen actual de la prensa, a la que considera menos agresiva que en la década de los 90s y 2000s. Añadió: "Creo que te da un vínculo cuando vas a las trincheras con alguien. Quiero decir, él está casado con cinco hijos. Casi nunca lo veo, pero sigue estando muy cerca de mi corazón."
El vestido Versace, prestado a última hora por Dean Aslett, entonces jefe de Womenswear y Atelier de Versace, marcó un antes y un después en su carrera. Hurley admite que la atención recibida fue un "shock para la psique", un contraste con lo que ella percibía como su éxito previo. Hoy, además de su carrera consolidada, apoya a su hijo, Damian, quien ha debutado como director de cine con la película "Strictly Confidential", en la cual su madre protagoniza una escena explícita.
La relación entre madre e hijo trasciende lo profesional. "Es bastante interesante porque soy madre soltera y él es hijo único, así que, por defecto, pasamos una enorme cantidad de tiempo juntos", explicó Hurley, describiendo la evolución de su colaboración desde que Damian era un niño que la filmaba con una cámara de video. El círculo se cierra, mostrando una evolución personal y profesional en continua transformación.