Matthew McConaughey, el aclamado actor ganador del Oscar, ha compartido recientemente sus reflexiones sobre su vida en Austin, Texas, lejos del bullicio de Los Ángeles. En una entrevista con el tenista Nick Kyrgios, McConaughey, de 55 años, reveló una perspectiva diferente a la que se podría esperar de una figura de su magnitud.
"El hogar, para mí, es donde una milla se siente como una milla. Una hora se siente como 60 minutos," explicó McConaughey. "Cuando trabajo y estoy muy ocupado, me adelanto al tiempo. Cuando vas de vacaciones a Bahamas, por ejemplo, me atrasa."
Esta búsqueda de un ritmo de vida equilibrado lo llevó, junto a su esposa Camila Alves McConaughey, a mudarse a Texas en 2014. Dejaron atrás la frenética vida de Hollywood, donde McConaughey forjó su carrera con comedias románticas como "El planificador de bodas" y "Cómo perder a un chico en 10 días". La decisión fue fruto de un acuerdo con su esposa: permanecerían en Texas hasta que le ofrecieran papeles que rompiesen con su imagen de galán.
Aunque recibió posteriormente ofertas de roles en otros géneros, incluyendo su actuación ganadora del Oscar en "Dallas Buyers Club", la familia McConaughey se quedó en Texas, donde ahora crían a sus tres hijos: Levi (16), Vida (14) y Livingston (11).
Para McConaughey, Austin, "es una ciudad liberal en un estado muy conservador. Me gusta esa fricción, esa estructura del rojo alrededor de la libertad del azul. Es como la sopa de arándanos y tomate de Texas, me gusta eso." Una mezcla de contrastes que refleja su propia personalidad y su visión de una vida plena.
A pesar de sus arraigadas raíces texanas, McConaughey no descarta la aventura. "Muchos texanos están muy conectados a su hogar, pero también tenemos un espíritu de 'sal ahí fuera, usa tu pasaporte, viaja y vuelve a contarnos historias'," afirma. Una filosofía que parece resumir su propia trayectoria: un viaje continuo entre la estabilidad familiar y la exploración del mundo.
La vida de McConaughey en Texas no es solo una historia de éxito; es un testimonio de la importancia de encontrar el equilibrio, la conexión con lo propio y la capacidad de saborear la complejidad de la vida, lejos de los reflectores de Hollywood.