Molly-Mae Hague, la influencer británica de 25 años, conocida por su paso por Love Island, pasó la víspera de Navidad de una manera inesperada. Mientras se preparaba para una tarde de compras navideñas en Cheshire –luciendo un atuendo casual: camiseta gris, jeans negros y una larga gabardina negra— y disfrutaba de un café Costa, se hizo evidente un cambio significativo en sus planes festivos.
A diferencia de años anteriores, donde compartía la celebración con su ex prometido, el boxeador Tommy Fury (también de 25 años), este año la víspera de Navidad fue un encuentro íntimo con su hija Bambi, de 23 meses. En sus historias de Instagram, Molly-Mae documentó la preparación de una encantadora caja de la víspera de Navidad para Bambi, con detalles como un plato personalizado, un oso de peluche, un libro y, ¡una llave mágica para Santa Claus! "Sin chimenea, no hay problema," explicó con humor.
La imagen familiar continuó con Bambi luciendo pijamas navideños, junto al árbol y su "Elf On The Shelf", antes de disfrutar de una noche de películas viendo "El Grinch". Cabe destacar que Tommy Fury no ha realizado publicaciones en redes sociales sobre la Navidad.
Sin embargo, la tranquilidad navideña no estuvo exenta de contratiempos. Días antes, Molly-Mae y Tommy se reunieron para llevar a Bambi a un centro de juegos infantiles. Esta reunión, documentada en un vlog en YouTube, desató una ola de comentarios crueles sobre la apariencia física de Molly-Mae. "La gente estaba más preocupada por lo grande que me veía," comentó la influencer, añadiendo que si bien algunos comentarios fueron creativos ("Molly-Mae se comió a alguien"), le afectaron al sentirse ya sensible sobre su imagen.
Este encuentro, y las reacciones negativas a él, ocurrieron apenas horas después del lanzamiento del tráiler de su nueva serie en Prime, "Behind It All", donde se muestra visiblemente afectada al hablar sobre su ruptura con Tommy, describiendo el periodo posterior como "los peores meses de su vida".
La coincidencia temporal de estos eventos agrega una capa de complejidad a una temporada que, para Molly-Mae, se presenta con matices inesperados y una mezcla de momentos íntimos y públicas reacciones.