Hablamos del especial de Año Nuevo de The Great British Bake Off, un episodio prometedor con la participación de exconcursantes escoceses, música de ceilidh y, por supuesto, los jueces y presentadores luciendo sus mejores galas escocesas. Alison Hammond, la carismática presentadora, estuvo presente, pero su experiencia no fue del todo idílica.
Mientras que Prue Leith y la mayoría del elenco abrazaron el espíritu escocés con atuendos a cuadros, la elección de vestuario de Paul Hollywood fue el detonante de una situación menos festiva de lo esperado. Según contó Alison en entrevista con Birmingham Live: “Oh, fue brillante, muy divertido. Me puse de pie y empecé a bailar. Entré directo. Paul usó un kilt… y Prue también. Bueno, ella usó una falda escocesa… ¡Y Paul sí usó pantalones debajo! ¡Estábamos realmente molestos!”
La noticia, sin embargo, va más allá del atuendo del reconocido juez. El programa, que incluyó desafíos como la elaboración de un pastel tradicional escocés, un shortbread técnico y un impresionante postre tipo cranachan (con avena, whisky, miel, frambuesas y crema), fue solo el marco de una serie de eventos que nos muestran una faceta más humana de los personajes públicos.
Recordemos que Alison, además de su papel en The Great British Bake Off, es conocida por su trabajo en This Morning y por su inspiradora historia de pérdida de peso. Ha logrado bajar 11 kilos, desmintiendo rumores sobre el uso de Ozempic y destacando la importancia de una dieta balanceada, ejercicio regular con entrenador personal y una actitud positiva. “Las golosinas tenían que parar – y las comidas grasosas. Dos veces por semana, veo a mi entrenador personal y tengo un par de pesas en mi habitación. Camino, estiro y a veces hago un poco de yoga”, comentó a Good Housekeeping UK.
Su transformación física no solo ha impactado su salud, sino también su vida personal, llevándola a donar su ropa antigua para obras benéficas en memoria de su madre, fallecida en 2020 a causa de cáncer de hígado. Esta experiencia la ha hecho más fuerte y la impulsa a compartir su historia de transformación para inspirar a otros.
Finalmente, entre tartas, kilts y confesiones personales, el especial de Año Nuevo de The Great British Bake Off nos regaló más que solo un show de repostería; una mirada cercana a las personalidades detrás de las cámaras y sus historias, a veces tan dulces como un shortbread, a veces tan picantes como un buen whisky escocés.