Recientemente, Kate Beckinsale ha expresado su apoyo a Blake Lively tras la demanda por acoso sexual que interpuso contra Justin Baldoni. En un video en Instagram, la actriz de 51 años elogió la valentía de Lively por denunciar públicamente estas situaciones.
Beckinsale, conocida por su papel en películas como Serendipity, no se limitó a mostrar solidaridad. Ella misma compartió experiencias desgarradoras que vivió en la industria. Describió ser llamada repetidamente con insultos misóginos en el set de una película, simplemente por quejarse del comportamiento de un compañero de reparto ebrio que retrasaba la producción.
En otras ocasiones, la actriz británica narró haber sido obligada a participar en escenas de peleas “muy peligrosas”, sufriendo lesiones físicas como consecuencia. Al expresar sus preocupaciones, señala que fue "gaslighteada", culpada y marginada.
Pero la revelación más impactante llegó cuando habló de la presión ejercida por su propia publicista: "Me obligaron a hacer una sesión de fotos el día después de un aborto espontáneo", reveló Beckinsale. "Le dije que no podía, que estaba sangrando, que no quería cambiarme de ropa frente a gente que no conocía. Estaba perdiendo a mi bebé". La respuesta de la publicista, según Beckinsale, fue: "Tendrás que hacerlo, o te demandarán".
Más allá de su propia experiencia, Beckinsale enfatiza la necesidad de un cambio real en la industria. La actriz destaca la importancia de que las mujeres alcen su voz, sin temor a las represalias, y critica el sistema que busca silenciar y destruir la reputación de aquellas que denuncian abusos.
Este relato de Beckinsale, lejos de ser un caso aislado, ilumina un problema sistémico en Hollywood y, probablemente, en otras industrias. La historia nos deja pensando en las presiones ocultas tras el brillo y la fama.