La escena: un dormitorio, la luz tenue creando sombras interesantes sobre una figura vestida en lencería de leopardo.
Se trata de Jessica Alves, la personalidad televisiva de 41 años, quien ha compartido en redes sociales una fotografía luciendo un conjunto de tres piezas de SKIMS: un sostén, una diminuta tanga y ligueros, todo en un vibrante estampado animal. Complementa el look con medias altas a juego y unos zapatos de tacón de aguja, ocultando su rostro tras una máscara, también con estampado de leopardo, y luciendo guantes que siguen la misma temática. Un detalle que no pasa desapercibido: la imagen no es solo una muestra de estilo, sino una declaración.
Alves, quien ha invertido más de £1 millón en más de 100 cirugías, ha declarado en repetidas ocasiones que considera esta inversión como una apuesta por su propia felicidad. Sin embargo, su trayectoria no ha estado exenta de reflexiones. En octubre pasado viajó a Turquía para disolver rellenos faciales, buscando un aspecto más natural. Sus declaraciones al respecto son contundentes:
"La mayoría de nosotras que empezamos a usar rellenos faciales hace 20 años lo estamos disolviendo. Estos rellenos faciales, este ácido hialurónico, no nos hacen ver más jóvenes; de hecho, nos hacen ver mayores. Nos da una cara redonda e hinchada."Alves continuó explicando que muchas mujeres de su edad (41 años), como Kim Kardashian (44 años) y Christina Aguilera, pertenecen a la misma generación que empezó a usar rellenos hace dos décadas, con resultados que, con el tiempo, han provocado un efecto contrario al deseado. Tras disolver los rellenos, se sometió a un lifting de coleta, un procedimiento mínimamente invasivo para tensar la piel de la cara y el cuello.
Su experiencia en Turquía no termina ahí. A principios de este año, también se sometió a un lifting facial, de labios y cuello por £15,000. Además, reveló que gasta más de £10,000 al mes en bótox, rellenos y otros tratamientos de belleza para retrasar el envejecimiento, un proceso que, según ella misma admite, requiere un mantenimiento constante y costoso.
La imagen, sin duda, resume un proceso de búsqueda personal y transformación constante, más allá de las consideraciones estéticas.