No se trata de horas en el gimnasio, sino de la cocina. Según sus propias palabras, "la alimentación representa el 80% del éxito en mi entrenamiento".
Este enfoque pragmático se adapta a las exigencias de cada papel. Para su papel en "Uncharted", donde necesitaba aumentar masa muscular, su dieta fue muy diferente a la que siguió para "Cherry", donde requería una apariencia más delgada y vulnerable. En esta última, llegó incluso a probar una dieta extremadamente restrictiva, aunque ahora reconoce los riesgos de este tipo de prácticas.
Tom Holland describe un proceso de experimentación. Ha pasado por diferentes etapas, desde regímenes muy estrictos hasta opciones más saludables y sostenibles. Pero siempre con un objetivo claro: optimizar su cuerpo para el personaje. Su desayuno, por ejemplo, es una muestra de esta búsqueda de equilibrio: "porridge con frutas y frutos secos", una opción nutritiva y energética.
Un elemento interesante es la colaboración con su hermano. Su apoyo en la cocina le proporciona comidas saludables y ricas, un detalle que demuestra la importancia del entorno en la consecución de metas personales. La cena, habitualmente preparada por su hermano, se convierte en un aspecto crucial de su rutina. Aunque admite una debilidad por las hamburguesas In-N-Out, un contrapunto a su rigurosa disciplina.
Para "Cherry", llegó a seguir una dieta de 500 calorías diarias, un régimen que él mismo describe como extremo y que no recomienda a nadie. Este ejemplo ilustra su dedicación al trabajo, pero también destaca los sacrificios –y los posibles riesgos– que conlleva este tipo de transformaciones físicas.
Su experiencia, sin duda, es fascinante. Ofrece una perspectiva interna de cómo la alimentación juega un rol fundamental en el mundo del cine, mostrando que la disciplina y la planificación son cruciales, pero también la importancia de la salud y el equilibrio.