Lily-Rose Depp, la talentosa actriz de 25 años, ha dado una entrevista a Harper’s Bazaar donde revela un detalle poco conocido de su infancia. No se trata de lujos ni de alfombras rojas, sino de la película que marcó un antes y un después en su vida: una cinta protagonizada por su padre, Johnny Depp.
La película en cuestión, el clásico de 1990, "Edward Scissorhands", dirigida por Tim Burton, lejos de ser una experiencia placentera para la joven Lily-Rose, le causó una profunda conmoción. "Quedé traumatizada por ella", confesó a la revista. Sin embargo, aclara que su trauma no provenía del personaje de su padre, sino de la reacción de los demás personajes hacia Edward. "No fue porque lo viera aterrador, sino porque todos eran tan malos con él, y eso me molestó mucho".
Esta experiencia, aparentemente sencilla, nos habla de la sensibilidad de la actriz y de cómo incluso las obras de ficción pueden tener un profundo impacto emocional, particularmente en la infancia. La empatía de Lily-Rose hacia el personaje marginado de Edward revela una capacidad de introspección que se refleja también en su propia carrera actoral.
Actualmente, Lily-Rose continúa cosechando éxitos en la industria cinematográfica, siguiendo los pasos de su padre, aunque trazando su propio camino. Su filmografía incluye títulos como "Tusk", "The Idol" y la reciente "Nosferatu". En esta última, comparte cartel con nombres de la talla de Nicholas Hoult, Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin, Willem Defoe y Bill Skarsgård.
Curiosamente, la joven actriz comparte con su padre una fascinación por el cine de corte sobrenatural. En la entrevista, admite que ambos son "actores muy diferentes", pero reconoce la influencia de su entorno y el interés que siempre ha tenido por explorar "el lado más oscuro de las cosas".
A pesar del impacto emocional de "Edward Scissorhands" en su infancia, Lily-Rose Depp ha sabido canalizar esa sensibilidad en una carrera prometedora y llena de matices, consolidándose como una figura destacada en el mundo del cine. Su historia recuerda la complejidad de la relación entre arte y vida, y el impacto inesperado que la ficción puede tener en la realidad.