Emma Stone, a sus 36 años, irrumpió en la alfombra roja con un vestido bustier rojo de Louis Vuitton, una creación que realzaba, más que su figura, una transformación radical. Su nuevo corte pixie, audaz y atrevido, robó todas las miradas. No era un cambio menor; era un statement.
Según Paris Match, este cambio estilístico no fue caprichoso. Está intrínsicamente ligado a su papel en "Bugonia", la próxima película de Yorgos Lanthimos, con quien ya ha colaborado en éxitos como "La Favorita", "Pobres Criaturas" y "Kinds of Kindness". En "Bugonia", Stone interpreta a una ejecutiva secuestrada, confundida con una extraterrestre, por dos hombres obsesionados con teorías conspirativas. La película se estrenará el 5 de noviembre.
El corte pixie evoca inmediatamente a iconos cinematográficos como Mia Farrow en "Rosemary’s Baby" y Audrey Hepburn, demostrando la comprensión de Stone sobre la potencia de la imagen como herramienta narrativa. El nuevo look, que se había rumoreado durante meses —con avistamientos en Londres con un gorro y en el New York Film Festival con una aparente peluca— se confirmó en los Golden Globes como una evolución calculada, no un accidente.
La revista francesa destaca que este gesto demuestra la capacidad de Emma Stone para reinventarse, su compromiso con sus roles, utilizando su propia imagen para extender la narrativa artística de sus personajes. El evento compartió protagonismo con otras estrellas como Zendaya, Nicole Kidman y Angelina Jolie, e incluso con el éxito del cine francés con la victoria de "Emilia Pérez", dirigida por Jacques Audiard.
Para los expertos, la aparición de Stone no fue sólo un cambio de look. Fue una afirmación de su posición como actriz, consolidando su lugar como una figura clave en el cine contemporáneo, capaz de transformar su estilo con la misma agilidad con la que transforma sus personajes, creando una sinergia entre imagen y papel que eleva su trabajo artístico.