El aire, cargado de historia y pesar, se sentía denso, palpable, incluso para aquellos que no conocían los detalles del acontecimiento. La ciudad, testigo de innumerables eventos, se preparaba para uno de los más sentidos.
El foco se centraba en la familia Carter, reunida en la rotonda del Capitolio. Allí, entre los hermanos mayores Jack, Chip y Jeff Carter, se encontraba Amy Carter, de 57 años, la hija menor del expresidente. Su presencia, aunque discreta, era significativa; un retorno a la escena pública tras años de mantenerse alejada del escrutinio mediático.
La imagen evocaba recuerdos: el ataúd del ex presidente, transportado en una carroza tirada por caballos, recorría las calles de Washington, recreando, de alguna manera, el desfile inaugural de 1977. Una Amy Carter de apenas 9 años acompañó entonces a sus padres en parte del recorrido, un instante capturado en la memoria colectiva.
Su infancia en la Casa Blanca, la primera tras el “Camelot” de Kennedy, estuvo lejos de ser anónima. Desde cenas con estrellas de cine hasta tardes de patinaje en el jardín sur, su vida fue un registro fascinante. Pero lo más llamativo fue la decisión de sus padres, Jimmy y Rosalynn Carter, de matricularla en una escuela pública, un acto político en sí mismo, que desafiaba las convenciones y la tradición.
“Jimmy fue solo el segundo presidente después de Theodore Roosevelt en inscribir a su hija en la escuela pública”, un dato que ilustra la singularidad de la familia Carter y su visión.
Su adolescencia y juventud adulta marcaron otro capítulo. Amy Carter, activista comprometida, fue protagonista de protestas contra el apartheid sudafricano y la intervención estadounidense en Nicaragua. Arrestos y acciones que contrastaban con su imagen infantil, y que demuestran un carácter fuerte y convicciones firmes.
Sin embargo, tras estos años de activismo, Amy Carter escogió una vida más privada. El New York Times la describió, en un momento dado, como profesora de arte a tiempo parcial en una escuela privada de Atlanta. Su preferencia por la privacidad, confirmada por conocidos, es un elemento clave de su personalidad.
Su aparición en el funeral de su padre, tras la pérdida de su madre, Rosalynn, en noviembre de 2023, y su emotiva lectura de una carta de amor de su padre a su madre, son eventos que marcan un momento de recuerdo y emotividad, dejando en evidencia la complejidad de una figura que ha logrado equilibrar la atención pública con la búsqueda de la tranquilidad.