La fotografía, que circulaba por X (antes Twitter), mostraba a dos hermanas abrazadas, una estampa de unidad familiar. Pero fue la reacción de Laura Zapata la que encendió la mecha. No se trataba de una imagen cualquiera; evocaba una época pasada, un tiempo de estrecha hermandad, un contraste agudo con la tensa realidad actual.
Su comentario, breve pero contundente, fue interpretado por muchos como una bomba de tiempo: “Qué triste que la maldad y la envidia haya destruido esa hermandad.” Aunque no nombró directamente a Thalía, la referencia era más que obvia. La publicación, lejos de pasar desapercibida, reavivó rumores de una fractura familiar que parece haber perdurado décadas.
El distanciamiento entre las hermanas, según declaraciones previas de Laura Zapata, no se debe a un único evento, sino a una acumulación de desencuentros. Se han mencionado discrepancias en la administración de bienes y herencias tras la muerte de su madre, Yolanda Miranda Mange, como un factor clave en el deterioro de su relación. Acusaciones de envidia, según los comentarios de Laura Zapata, se suman a una lista de conflictos que, hasta ahora, habían permanecido en gran parte ocultos.
La respuesta de Thalía, al igual que en otras ocasiones, ha sido el silencio. Mientras que Laura Zapata no duda en compartir su versión de los hechos, su hermana menor ha optado por mantener un perfil bajo, dejando que los comentarios y especulaciones circulen libremente en las redes. La publicación de Laura ha generado una reacción dividida entre sus seguidores: Algunos aplauden su honestidad y valentía al expresar públicamente sus sentimientos, mientras que otros critican la exposición de asuntos familiares tan íntimos.
La imagen, un simple abrazo, se ha convertido en un símbolo de una historia familiar compleja, una narrativa que parece estar lejos de concluir.