La historia comienza en 2016 con Matilda Djerf, una influencer que se hizo popular por su estilo y su autenticidad en Instagram. Su relatabilidad, a diferencia de otras figuras de la escena estadounidense, le permitió generar una base sólida de seguidores. Esta conexión genuina con su audiencia se convertiría en el cimiento de su futura marca.
En 2019, Djerf Avenue nace con una propuesta innovadora: combatir la cultura del consumo rápido. La estrategia consistía en ofrecer prendas atemporales, disponibles indefinidamente, un contrapunto a la efímera moda rápida. A pesar de la calidad de las prendas, que no se destacaba por su lujo, la marca se posicionó como una opción “semi-ética” que resonaba con las preocupaciones ambientales de un sector del mercado.
El éxito inicial de Djerf Avenue se debió a una inteligente estrategia de marketing. Utilizando fotos sin editar en Instagram, Matilda construyó una imagen cercana y auténtica. El lanzamiento de su primera colección, "Basics", fue un acierto: un diseño sencillo y atemporal que apelaba a un público que valoraba la comodidad y la versatilidad por sobre las tendencias efímeras. La promoción, basada principalmente en el "boca a boca" y el contenido generado por los usuarios, fue clave para forjar una lealtad sólida.
Su crecimiento fue notable. En 2021, la marca se expandió al sector de la ropa de baño y, en 2022, introdujo un canal de reventa para reducir el desperdicio. Sin embargo, este aparente éxito se vio empañado por una serie de controversias. La marca fue acusada de prácticas de copyright agresivas contra quienes vendían productos similares, generando una reacción negativa de su propia audiencia. Además, un artículo periodístico reveló un ambiente laboral tóxico y acusaciones de "bullying" por parte de Matilda Djerf.
La crisis impactó duramente la imagen de Djerf Avenue. La confianza ganada durante años se quebró. Aunque la marca tenía una base sólida gracias a su concepto y comunidad, la controversia puso en entredicho su futuro. El tiempo dirá si Djerf Avenue puede recuperarse de esta crisis y mantener su posición en el mercado.
Aunque la marca incursionó en colaboraciones con otras empresas como Sophia Richie y Frankie's Bikinis, y lanzó una línea de cuidado capilar, el futuro inmediato de la empresa permanece incierto, dependiendo en gran medida de su capacidad para reconstruir la confianza con su público.