En el centro de la polémica se encuentra Drake, el reconocido rapero canadiense, quien ha demandado a Universal Music Group (UMG) por difamación. La razón: una canción del artista Kendrick Lamar, titulada "Not Like Us", que contiene letras que, según Drake, lo acusan falsamente de ser pedófilo. “Certified Lover Boy? Certified pedophiles,” rapea Lamar en la canción, una línea que ha generado la furia del artista.
La demanda, presentada ante un tribunal federal, argumenta que UMG, consciente de las “acusaciones falsas y peligrosas” de la canción, no solo no protegió a Drake, sino que activamente promovió la canción para su beneficio. Drake alega que UMG, que distribuye tanto a Republic Records (sello de Drake) como a Interscope Records (sello de Lamar), vio en la canción una "mina de oro" financiera. El rapero afirma que UMG utilizó tácticas agresivas de marketing, incluyendo:
- El pago de bots para inflar artificialmente las reproducciones en plataformas digitales, sumando casi 30 millones de streams falsos.
- Esquemas de "pago por reproducción" con locutores de radio para asegurar la rotación de la canción.
- La utilización estratégica del show de medio tiempo del Super Bowl para maximizar la exposición de la canción, un evento con una audiencia masiva.
Drake, quien firmó un contrato de $400 millones de dólares con UMG en 2022, uno de los más grandes en la historia de la música, asegura tener evidencia de las acciones de la compañía. Aunque anteriormente presentó una queja en un tribunal estatal de Nueva York, la retiró para proceder con esta demanda federal. Cabe destacar que UMG aún no ha respondido a estas nuevas acusaciones. En una declaración anterior, la empresa negó categóricamente las acusaciones de Drake, calificándolas de ofensivas y falsas.
Este caso pone en relieve la compleja relación entre artistas, sellos discográficos y las implicaciones legales de las disputas en el mundo de la música, un ámbito donde los contratos millonarios y las estrategias de marketing a veces rozan lo límite.