La familia de David Lynch, a través de una publicación en Facebook, confirmó el fallecimiento del aclamado director a la edad de 78 años. “Hay un gran vacío en el mundo ahora que él ya no está con nosotros. Pero, como él diría: 'Mantén la vista en la dona y no en el agujero’”, se lee en el emotivo mensaje.
Lynch, nacido el 20 de enero de 1946 en Missoula, Montana, no se limitó a dirigir películas; construyó mundos. Desde sus inicios con el perturbador "Eraserhead" (1977), hasta el éxito arrollador de "The Elephant Man" (1980), su carrera fue una exploración constante de las sombras y la psique humana.
Su estilo único, una mezcla de horror, film noir y surrealismo europeo, se materializó en obras maestras como "Blue Velvet" (1986), "Wild at Heart" (1990), "Lost Highway" (1997) y la aclamada "Mulholland Drive" (2001), ganadora del premio al mejor director en Cannes.
Pero la influencia de Lynch no se circunscribe al cine. Con "Twin Peaks" (1990), revolucionó la televisión estadounidense, introduciendo elementos sobrenaturales y una narrativa intrincada que sigue cautivando a audiencias contemporáneas. La serie, con sus misterios, sus personajes enigmáticos y su atmósfera única, marcó un antes y un después en la historia de la televisión, inspirando a innumerables series posteriores.
A lo largo de su extensa trayectoria, Lynch recibió numerosos reconocimientos, incluyendo un Oscar honorífico en 2020 por su contribución al cine. Su obra, a menudo críptica y ambigua, invitaba a la reflexión y a la interpretación personal, dejando un legado que seguirá siendo objeto de análisis y admiración por décadas.
Más allá de las cámaras, Lynch era un artista multifacético. Se dedicó a la pintura, la música y la escritura, demostrando una versatilidad creativa que lo consolidó como una figura de culto. Su muerte deja un legado profundo en el arte y el entretenimiento, un vacío que sólo el tiempo podrá empezar a llenar.
Entre sus trabajos también destacan:
- Dune (1984)
- The Straight Story (1999)
- Inland Empire (2006)