Con tal de recuperar la era dorada de Hollywood, Donald Trump, a poco días de presentarse formalmente como el nuevo líder político ejecutivo de Estados Unidos de Norteamérica, ha decidido nombrar peones republicanos: Mel Gibson, Jon Voight y Sylverter Stallone como 'embajadores especiales', para que mejoren un lugar 'turbulento' por su fidelidad y visión prodemócrata.
"Es un honor para mí anunciar que ellos ... serán mis enviados especiales con el objetivo de hacer de Hollywood, que ha perdido mucho en cuatro años a manos de países extranjeros, ¡UNA OTRA VEZ MÁS GRANDE, MEJOR Y MÁS FUERTE DE LO QUE HA SIDO NUNCA!" escribió en su red social, Red Truth. "Estas tres personas con mucho talento serán mis ojos y oídos y haré lo que me sugieran".
Cabe señalar que no es muy entendible las actividades que realizarán (¿espionaje?) o cómo tratarán de influir en este marco que lamentablemente, podría quitar y delimitar la libertad y autonomía creativas a toda una industria. Ni ellos saben la objetividad de su misión. En una entrevista para Variety, Mel Gibson explicó que “Recibió el tweet al mismo tiempo que todos ustedes y quedó igual de sorprendido", "remarcando que su deber como ciudadano es brindar toda la ayuda e información que tenga".
Esta maniobra política fue osada y confusa. Los tres son fervientes admiradores del magnate. En 2024, Sylvester Stallone presentó al recién elegido presidente como el "segundo George Washington".
Tales representativas figuras del entretenimiento, no parecen ser las más adecuadas, si nos centramos en la idea de plasmar ética y orden a Hollywood. Mel Gibson ha sido acusado en varias ocasiones de proferir insultos antisemitas, racistas y homofóbicos. Stallone fue denunciado por violación y agresión sexual y Jon Voight incriminado por comportamientos agresivos. Pese a su historial, tienen una fuerte influencia y devoción, que es aprovechada por Trump y no dudarán en usarla.
¿Es posible que Hollywood soporte la intromisión directa de un republicano?