La actriz argentina Cecilia Galliano, conocida por su trabajo en diversas producciones, ha decidido romper el silencio sobre su relación con el actor mexicano Gabriel Soto, durante una colaboración profesional que desató una ola de especulaciones. Mientras ambos participaban en una obra de teatro, surgieron imágenes que mostraban una cercanía que alimentó los rumores de un romance, especialmente considerando que Soto mantenía entonces una relación con la actriz rusa Irina Baeva.
Aunque inicialmente se desmintió un romance, calificándolo como una estrategia publicitaria, las “indirectas” de Galliano en redes sociales, similares a las que Baeva enviara tiempo atrás a Geraldine Bazán (exesposa de Soto), reavivaron el fuego de la controversia.
En una entrevista exclusiva, Galliano describió su experiencia con Soto como “una situación sumamente incómoda y bochornosa”. Explicó que tomó distancia tras ser perseguida hasta su casa, rechazando involucrarse en un escándalo que calificó como “maquiavélico”.
Ante la pregunta sobre si se sintió utilizada, Galliano prefirió no dar una respuesta directa, dejando que el público sacara sus propias conclusiones. Sus palabras fueron contundentes: “Tranquilos cada quien por su lado. Eso lo tendrá que decir el público, ustedes, yo no voy a opinar sobre eso porque no quiero entrar en respuestas, no me interesa y menos respuesta del otro lado, si le serví está padre y si no también, yo como siempre no cargo con mochilas.”
Sin embargo, su mensaje final, donde enfatizó su propia fidelidad y lealtad, fue interpretado por muchos como una acusación velada de infidelidad por parte de Soto: “Yo sé lo que hice, yo sé lo que soy y del resto tendrán que saber ellos, yo me hago cargo de mis actos, no porque tú seas leal la otra persona tiene que serlo, no porque tu seas fiel la otra persona lo tiene que ser. No es mi estilo.”
Las redes sociales se han incendiado con opiniones divididas. Algunos recuerdan la actitud aparentemente despreocupada de Galliano ante los rumores, mientras otros apuntan a Soto como un posible manipulador.
La historia, llena de indirectas, silencios y acusaciones implícitas, deja al público con más preguntas que respuestas, un desenlace que solo el tiempo podrá revelar completamente.