Hablamos de Kate Beckinsale, la actriz británica de 51 años, quien recientemente ha eliminado todo el contenido de su cuenta de Instagram, una plataforma que hasta hace unos días reflejaba su vida glamurosa. Desde el viernes por la mañana, sus 5.6 millones de seguidores se encontraron con un perfil vacío, con una imagen de perfil negra en su lugar. Este movimiento enigmático llega semanas después de un intercambio tenso con algunos usuarios.
A principios de año, Beckinsale se enfrentó a una ola de comentarios sobre su peso, desatando rumores sobre el uso de Ozempic. Ante las críticas, la actriz respondió con firmeza: "Si no es una crítica, es una opinión pasivo-agresiva, completamente innecesaria de alguien que no conozco y que no sabe nada de mi situación. Así que la próxima vez que sientan ganas de comentar sobre el cuerpo de alguien, les sugiero que se lo guarden". Sus respuestas, directas y contundentes, no se limitaron a un solo comentario. Ante otras observaciones sobre su delgadez, Kate respondió con ironía y sarcasmo, incluso llegando a bromear sobre su propia muerte para desviar la atención hacia una organización benéfica.
Esta no es la primera vez que Beckinsale se enfrenta a este tipo de situaciones. En mayo de 2024, publicó un mensaje furioso contra el acoso online, compartiendo videos de ella misma con veinte años de diferencia para contrarrestar las acusaciones constantes de cirugías estéticas. "Cada vez que publico algo... me acusan de haberme hecho cirugías irreconocibles, de usar Botox o rellenos, o de estar obsesionada con verme más joven. En realidad no hago ninguna de esas cosas", escribió entonces. Incluso llegó a justificar una aparición en silla de ruedas con una bolsa de hielo en la cabeza, aclarando que no era por cirugía, sino por una visita al dentista.
La eliminación total de su contenido de Instagram plantea interrogantes sobre la presión de las redes sociales y la búsqueda de un espacio digital libre de juicios. La decisión de Beckinsale deja a sus seguidores reflexionando sobre la naturaleza fugaz de la fama digital y la complejidad de la imagen pública en la era de las redes sociales.