Esta historia nos recuerda que la vida, incluso después de la muerte, puede seguir deparando sorpresas.
El nombre de José José, el inigualable "Príncipe de la canción", flota una vez más en el aire, pero esta vez no por sus inolvidables melodías, sino por las controversias que envuelven a sus herederos. El foco se centra en Sarita Sosa, su hija menor, y su hermano, José Joel, en una batalla legal que ha dado mucho de qué hablar.
Al parecer, una propiedad en Miami, adquirida en 2017 por 748 mil pesos (al cambio actual), está en el ojo del huracán. Según declaraciones de José Joel a varios medios de comunicación, “Me entero por parte de ustedes que la niña ya debe la casa, que se la van a quitar…”, sugiriendo una posible subasta por deudas pendientes. Esta situación, lejos de ser un hecho aislado, es la punta del iceberg de un conflicto que se arrastra desde hace años.
La tensión entre los hermanos Sosa no es nueva; José Joel recuerda que “la señora Sara llevaba la carrera de mi papá, cuando llega aquí (México) comienza esta declaración de guerra, haciéndonos a un lado (…) estuvo tratando de colocar a la niña (Sarita), tratando de decir ‘esta es la buena’, desde ahí empieza esta mala raíz”. Este conflicto inicial, relacionado con la gestión de la carrera de José José y un proyecto familiar en 2006, sentó las bases para una larga historia de desacuerdos.
Más allá de la casa en Miami, la disputa se extiende a la administración de la herencia del cantante, incluyendo sus preciadas posesiones. José Joel ha manifestado su intención de crear un pequeño museo en Azcapotzalco, donde exhibir los premios, joyas y ropa de su padre. El futuro de este proyecto, al igual que el de la propiedad en Miami, permanece incierto.
El conflicto deja al descubierto la complejidad de las relaciones familiares, incluso en las más conocidas. La herencia de un ícono musical se ha convertido en un escenario de disputas legales y desacuerdos, dejando en suspenso el legado del "Príncipe de la canción" y el destino de sus bienes.