La fotografía, tomada por la reconocida fotógrafa belga Régine Mahaux, muestra a la ex primera dama con un tuxedo negro de Dolce & Gabbana, camisa blanca y faja de Ralph Lauren. Un atuendo que, lejos de pasar desapercibido, ha desatado una ola de comentarios, especialmente tras la publicación de un artículo en Vogue.
Hannah Jackson, la autora del artículo en cuestión, no se ha andado con rodeos. Su crítica, mordaz y directa, ha comparado el estilo de Melania Trump con el de "una maga freelance", y ha añadido que la ex primera dama parecía más una "invitada estrella en un episodio de 'The Apprentice'" que la esposa del presidente de los Estados Unidos. La elección del tuxedo, según Jackson, restaba seriedad a la imagen, oponiéndolo a opciones más clásicas como un blazer o blusa.
El análisis va más allá de la indumentaria. Jackson especula sobre la posible intención de Trump de mantener un cierto "carácter teatral" en su retrato, relacionándolo con su pasado en el mundo del modelaje y la vida en un "ático bañado en oro", sugiriendo una conexión entre su fama y el "imperio de la televisión de realidad".
La crítica no se detiene en la fotografía actual. Se hace una comparación con el retrato de 2017, describiéndolo como una imagen donde el rostro de Melania estaba "retocado hasta el olvido". Esta vez, según la autora, la riqueza se muestra de forma distinta: "a través de la comitiva de CEOs de tecnología que ocuparon la primera fila en la toma de posesión de 2025, con una riqueza combinada que supera el billón de dólares".
Las redes sociales se han convertido en un campo de batalla. Mientras algunos usuarios defienden la elegancia y belleza de Melania, otros consideran que el artículo de Vogue refleja una postura políticamente sesgada, señalando la publicación de Jill Biden en la portada de la revista en 2024 como un ejemplo de ello.
Por su parte, Vogue, a través de su editora en jefe, Anna Wintour, no ha emitido comentarios oficiales hasta el momento. Esta situación, sumada a las declaraciones previas de Melania sobre su falta de interés en aparecer en la portada de la revista, añade un nuevo capítulo a esta ya compleja narrativa.