Recientemente, una transmisión en vivo de Wendy tomó un giro inesperado. Un comentario en particular llamó su atención, uno que la tildaba de "Wendy santera". Este comentario, aparentemente inofensivo, desató una aclaración contundente de la propia influencer.
Wendy, con su estilo característico, explicó en el live – posteriormente viralizado – por qué le incomoda profundamente este apodo. La razón, según sus propias palabras, es el respeto a su madre y a sus creencias religiosas: “Yo no soy santera, no me estén diciendo así que mi mamá va a escuchar y le van a llegar a sus oídos y me va a decir de cosas, ustedes no conocen a mi mamá con eso de la religión”.
La devoción religiosa de la madre de Wendy, profundamente católica, es el núcleo de su preocupación. El temor a la desaprobación materna trasciende la simple broma, revelando una faceta íntima y familiar de la popular figura pública.
Este incidente nos recuerda la importancia de la consideración hacia las creencias personales, incluso en el ámbito digital, donde la informalidad puede, a veces, pasar por alto aspectos sensibles de la vida privada de las personas que admiramos.
Más allá del revuelo generado, la anécdota nos da una visión más humana de Wendy Guevara, mostrando una profunda conexión con su familia y un respeto a las tradiciones religiosas que trascienden la imagen pública que proyecta en redes sociales.
La santería, por su parte, es una religión sincrética de origen afrocubano, una rica mezcla de creencias yoruba y catolicismo, con presencia significativa en diversas comunidades latinoamericanas, incluyendo México. Su complejidad va mucho más allá de una simple etiqueta o broma en internet.