El martes pasado, en las primeras horas de la mañana, en Florida, Marcus Jordan, hijo del legendario Michael Jordan, fue detenido. No se trataba de un simple incidente de tráfico; el incidente involucró un Lamborghini, una vía férrea y una considerable cantidad de inconvenientes para las autoridades.
Según reportes de TMZ, el incidente comenzó con un accidente en el que el Lamborghini de Jordan terminó atascado en las vías del tren. El reporte policial, detallado y exhaustivo, describe a Jordan como "ruidoso, profano y belicoso", con una actitud "sarcástica y condescendiente" hacia los oficiales. La situación empeoró cuando, al ser sometido a pruebas de alcoholemia, se negó a cooperar, obstruyendo "agresiva y repetidamente" los esfuerzos de los oficiales.
Pero aquí es donde la historia se torna peculiar. En medio del caos y la resistencia, Jordan hizo una inusual petición a los oficiales: "¿No pueden poner música navideña o algo así?", para luego especificar: "Pongan a Mariah Carey en esta m*da."
Además de la resistencia a las pruebas y la petición musical poco ortodoxa, el informe policial menciona la presencia de una sustancia que resultó ser cocaína en el bolsillo de Jordan. Su fianza se fijó en 4,000 dólares y fue visto dejando la cárcel el mismo martes.
El incidente no es el primer roce de Jordan con la polémica. En agosto del año pasado, un video lo mostraba aparentemente inhalando una sustancia blanca en un restaurante de lujo en Francia. Si bien no se confirmó la naturaleza de la sustancia, el incidente generó una considerable atención de los medios.
Este caso resalta el contraste entre la vida pública y la privada, las presiones y las consecuencias de las acciones, incluso para aquellos con apellidos famosos. La imagen pública de la familia Jordan, por años cuidadosamente cultivada, se ve nuevamente impactada por este incidente.