Lizzie Cundy: Elegancia rosa y críticas a Starmer
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Se trataba de Lizzie Cundy, de 56 años, quien, con un “traje sastre rosa chicle que no dejaba indiferente a nadie,” demostraba una vez más su impecable estilo. El conjunto, compuesto por un chaleco con pronunciado escote, pantalones a juego de talle alto y una blazer que completaba la armonía cromática, se elevaba con unos stilettos rosados. Unas gafas de sol oversized, un bolso negro y un abrigo de piel sintética rosa pálido colgado del brazo, sumaban la pincelada final a este look potente y sofisticado.
Pero la aparición de Lizzie no fue solo un desfile de moda. Previamente, había participado en el programa Jeremy Vine & Storm Huntley, junto a Daryl Morris, para debatir un tema candente: la propuesta de que los pensionistas reduzcan el tamaño de sus viviendas ante la creciente crisis de vivienda en el Reino Unido.
El debate, impulsado por las estadísticas de la English Housing Survey —que revelan que más de 10 millones de hogares en Inglaterra tienen al menos dos habitaciones sin usar, muchas de ellas propiedad de mayores de 65 años— generó fuertes opiniones. La presentadora, Storm, planteó la cuestión de si era aceptable pedir a los adultos mayores que dejaran las casas donde sus familias crecieron, a lo que Lizzie respondió con rotundidad: “Creo que es una idea terrible. Los pensionistas trabajan duro toda su vida. Parece que este gobierno está atacando a los pensionistas por todos lados. Siempre son los 'baby boomers' a los que Starmer parece ir detrás.”
Lizzie no se contuvo en sus críticas a Keir Starmer, señalando la necesidad de que el líder laborista priorice otros problemas nacionales antes de centrarse en los pensionistas. Sus argumentos se centraron en la inmigración, la crisis de la vivienda y las políticas fiscales, afirmándose que “el aumento de impuestos a los propietarios está creando una situación de estancamiento en el mercado inmobiliario”.
Además, Lizzie cuestionó la pertinencia del impuesto sobre sucesiones para los pensionistas, describiendo la propuesta de downsizing como “desagradable” y a Starmer como alguien que “siempre va tras los blancos fáciles.”
La discusión, que incluyó llamadas telefónicas de la audiencia, evidenció la complejidad del problema de la vivienda en el Reino Unido y la polarización de las opiniones sobre las posibles soluciones.