Bárbara Mori revela la verdad sobre su tormentosa relación con Sergio Mayer

En el mundo del espectáculo, donde las apariencias a menudo engañan, las historias de amor a veces se convierten en un reflejo de las complejidades humanas. El caso de Bárbara Mori y Sergio Mayer, una pareja que cautivó al público en la década de los 90, es un ejemplo de ello. Su historia de amor, aparentemente perfecta, ocultaba una realidad mucho más compleja de lo que se percibía desde afuera.
Fue en una entrevista con Marimar Vega donde Bárbara Mori, la recordada protagonista de “Rubí”, reveló detalles íntimos de su relación con el ex Garibaldi. “No era feliz”, confesó la actriz, admitiendo que la convivencia con Mayer era, en sus propias palabras, un desafío constante. La presión y el control del entonces manager de Mori, quien además era su pareja, llegaron a un punto límite. “Él controlaba hasta mi dinero”, reveló Mori, destacando la opresión que sentía en esa etapa de su vida.
La decisión de separarse no fue fácil, especialmente considerando que tenían un hijo pequeño. Sin embargo, la actriz priorizó su bienestar y el de su familia. La inseguridad y la falta de amor propio que Mori experimentó durante la relación, la llevaron a tomar una difícil pero necesaria decisión. Ella decidió que no quería que su hijo creciera en medio de una dinámica familiar tan disfuncional.
Curiosamente, años después, el hijo de ambos, Sergio Mayer Mori, alcanzaría la fama gracias a la serie “Rebelde” en Netflix. Su participación en este proyecto internacional, sin embargo, no estuvo exenta de controversia. Un escándalo previo, relacionado con una relación sentimental con la actriz Natalia Subtil, quien le lleva 10 años de diferencia y con quien tuvo una hija, captó la atención de los medios, destacando la ironía de su historia familiar y profesional.
La vida, con sus giros inesperados, muestra que las historias de amor, incluso las más mediáticas, a veces esconden realidades complejas y difíciles que trascienden la pantalla. Las consecuencias de las decisiones personales, sean públicas o privadas, dejan una huella imborrable en el tiempo.