Adiós a Danny Yerna: Un legado en el body piercing mexicano

Y es en este contexto, en este lienzo urbano, donde la historia de una figura clave se entrelaza con el ritmo de la capital.
El pasado 18 de abril, la comunidad artística de la CDMX sufrió una pérdida irreparable. Danny Yerna, un nombre que resonaba con fuerza en los círculos de la contracultura mexicana, falleció. Su legado, sin embargo, permanecerá indeleblemente ligado a la historia del body piercing y el tatuaje en nuestro país.
Yerna, un pionero indiscutible, no solo fue un artista excepcional, sino un visionario. A sus 21 años, tras un enriquecedor viaje por Europa que lo expuso a las escenas musicales más vanguardistas del viejo continente, regresó a México con una idea clara: crear un espacio para aquellos que buscaban una expresión más allá de lo convencional. Este espacio, Wakantanka, se convertiría en un referente nacional en modificación corporal, un testimonio palpable de su pasión y su audacia.
Si bien la causa de su deceso aún no ha sido revelada públicamente, las redes sociales se han convertido en un espacio de duelo y celebración. La cuenta de Instagram de Wakantanka está repleta de mensajes de admiración y pésame. Son muchos los que comparten "recuerdos imborrables de su calidad humana y su excepcional visión artística", destacando la profunda huella que dejó en quienes tuvieron la fortuna de conocerlo y trabajar con él. Su influencia trascendió las fronteras del arte corporal, dejando una marca indeleble en la escena underground de los 80 y 90.
Más allá de las técnicas y el dominio artístico, el legado de Danny Yerna reside en la creación de un espacio inclusivo, un refugio para la autoexpresión, donde la individualidad encontraba su máxima expresión. Un espacio que continúa vivo, gracias al espíritu visionario de su fundador.