J.Lo: Nueva etapa tras divorcio de Affleck, gira mundial y orgullo

Se respiraba expectación, una anticipación que se palpaba en cada rincón del recinto.
Fue entonces cuando Jennifer Lopez, a sus 55 años, irrumpió en escena. No como una simple invitada, sino como la anfitriona de una gala que prometió, y cumplió, con creces. Su apertura fue un auténtico tour de force: 23 canciones en solo seis minutos. Besos robados con sus bailarines, una coreografía vertiginosa… un espectáculo que desató el frenesí total. La comediante Tiffany Haddish, desde el escenario, no pudo evitar comentar la explosiva energía de J.Lo: “Jenny from the Block ya hizo todo su ejercicio del día, y además se llevó todos los besos. Guárdame un bailarín, J.Lo. ¡Caray! No eres la única soltera aquí”.
Pero más allá de la performance, el foco se desplazó hacia su estado de ánimo. En una entrevista posterior con Access Hollywood, J.Lo abordó directamente su situación sentimental tras su divorcio de Ben Affleck. Con una serenidad sorprendente, explicó: “¡Ella me dijo eso! Le respondí: ‘Chica, no estoy buscando a ningún hombre. Estoy feliz ahora. No quiero arruinarlo, ¿ok?’”, refiriéndose a las bromas de Haddish.
En su cuenta de Instagram, la cantante compartió un fragmento de la entrevista, añadiendo la frase: “Como dice la gran Céline Dion: ‘Lo hago por mí misma’”. Una declaración concisa, pero profundamente reveladora de su nueva filosofía de vida.
Esta nueva etapa se refleja también en sus ambiciosos proyectos. J.Lo encabezará el festival WorldPride en Washington D.C. el primer fin de semana de junio, un evento de gran magnitud. Además, se prepara para una gira que la llevará por todo el mundo. Sus hijos, Max y Emme, de 17 años, la acompañarán a Pride: “Creo que vendrán a Pride porque será más un concierto. Me emociona mucho eso. Son muy dulces. Son lo mejor”, confesó una emocionada J.Lo.
Este nuevo capítulo contrasta con el año pasado, marcado por la separación de Affleck, un matrimonio que, a pesar de una boda de ensueño en Georgia en 2022, finalizó en divorcio en octubre de 2024. La venta de su mansión en Beverly Hills, una propiedad de más de 3.500 metros cuadrados con 12 habitaciones y 24 baños, por un precio ligeramente inferior al de compra, es un reflejo más de este cambio de rumbo. La artista misma lo reconoce: “Tuve un año realmente difícil. Pasaron cosas inesperadas… Quise mejorar mi relación con Dios. Quise consolidar la unidad familiar que formamos mis hijos y yo”, declaró en una entrevista con El País. La introspección, el apoyo de sus hijos, fueron fundamentales para superar la crisis.
Ahora, la artista se centra en el futuro con una determinación que inspira. Un futuro que, a juzgar por su brillante actuación y su renovada energía, promete ser excepcional.