Shakira prioriza a sus hijos: su transformación como madre

Los conciertos, las giras y hasta los premios pasaron a segundo plano cuando entendió que su verdadero legado no estaba en los escenarios, sino en la mirada de sus pequeños.
Su mudanza a Miami no fue solo un cambio geográfico; fue una declaración de principios. Lejos del ruido mediático que rodeó su separación de Gerard Piqué, la cantante construyó un refugio donde lo único que importa es la complicidad con sus hijos. "Ellos son mi oxígeno", confesó en alguna ocasión, y esa frase cobra vida cuando se les ve juntos en salidas cotidianas, como la reciente visita a una clínica dermatológica en Florida.
Lo que más sorprende no es su disciplina como artista (que roza lo obsesivo), sino su capacidad para equilibrar la fama con la crianza:
Entre rutinas de skincare con láser y drenajes linfáticos (su secreto para aguantar 3 horas de show), la artista guarda un ritual más íntimo: mirarse al espejo y recordar que, antes que estrella, es el modelo que sus hijos replicarán. "Necesito ser lo que ellos quieren que sea", admitió en ELLE. Quizás por eso, cuando canta sobre resiliencia, no piensa en premios, sino en William Mebarak —su padre y faro—, y en esa magia que ahora quiere transmitir a la tercera generación.
Mientras tanto, al otro lado del mapa, Gerard Piqué y Clara Chía recorren parques nacionales en Arizona, lejos del drama. Pero esa es otra historia.