Jennifer Aniston revela cómo sobrevivió al acoso mediático en su mansión

Entre velas, cristales y una vista panorámica, Aniston revela cómo aprendió a blindarse contra el escrutinio público.
El acoso mediático que vivió tras su divorcio de Brad Pitt en 2005 marcó un antes y después. "Era como ser golpeada como una piñata", describe sobre la obsesión de los tabloides con su vida privada. Lo que los medios bautizaron como "el triángulo amoroso" —con Angelina Jolie como tercera esquina— la obligó a desarrollar tácticas de supervivencia:
Pero hay un tema que aún le quiebra la voz: la muerte de Matthew Perry. "Hicimos todo lo posible", dice sobre la lucha del actor contra la adicción. Con los ojos perdidos en el horizonte, añade: "Una parte de mí cree que ahora está en paz". La pérdida resuena especialmente en su decisión de alejarse del drama y enfocarse en proyectos con significado, como la adaptación del libro I’m Glad My Mom Died.
Los rumores sobre su vida sentimental siguen siendo combustible para los tabloides. Desde supuestos romances con Pedro Pascal hasta el absurdo rumor con Barack Obama —que desmintió en Jimmy Kimmel Live!—, Aniston ya no se desgasta corrigiendo ficciones. "Literalmente sacan historias del éter", comenta entre risas con Bullock.
Hoy, a sus 56 años, redefine el éxito. Ya no es la chica de Friends ni la esposa traicionada, sino una productora selectiva y actriz que "conoce su valor". Su mansión, con sus peonías blancas y amatistas en bruto, es el reflejo físico de una filosofía simple: el silencio puede ser el mejor antídoto contra el caos.