Acosan a cinco millones de mujeres cada año: Inegi

Cd. de México.
Las cifras revelan que más de un millón son tocadas o manoseadas sin su consentimiento.
Esta vez no fue necesario ir demasiado lejos para encontrar algún testimonio sobre acoso sexual de las mujeres en el espacio público de la Ciudad de México, ni siquiera tuve que levantarme de mi asiento, sólo pregunté a las chicas de junto si lo habían padecido alguna vez en su vida, a lo que de inmediato respondieron: “sí, muchas veces”.
Después en cada sitio en el que me detuve escuché historias de agresiones, donde muchas no sólo habían sido violentadas verbalmente, sino que habían tenido que soportar las manos de los agresores en sus cuerpos.
Desde 2011, cinco años antes de que el tema del acoso sexual se hiciera visible en México y saltaran miles de denuncias en las redes sociales con la campaña en contra de la agresión sexual “No te calles” y el hashtag #MiPrimerAcoso, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) había revelado en el estudio “Panorama de violencia contra las mujeres en los Estados Unidos Mexicanos”, que cada año más de cinco millones de mujeres en el país son agredidas en la calle con piropos o frases de carácter sexual que las molesta u ofende y más de un millón son tocadas o manoseadas sin su consentimiento.
Los estados donde más se concentran las agresiones verbales contra las mexicanas son Tabasco, Baja California y Nuevo León, mientras que más de 25 por ciento de los reportes de mujeres que han sido tocadas o manoseadas están en la Ciudad de México y el Estado de México.
Entre las 20 entrevistas realizadas a mujeres de diferentes niveles socioeconómicos y edades, en nueve casos los agresores las tocaron o las manosearon.
Regresaba de clase en la preparatoria, tenía casi 16 años. Me senté en la parte de atrás del microbús y me venció el sueño.
De pronto sentí cómo una mano me rozaba la pierna, además de un movimiento extraño en la persona que venía a mi lado derecho.
Abrí los ojos y alcancé a ver que el chico que estaba justo a mi derecha venía masturbándose. Me asusté mucho y cerré fuertemente los ojos, no daba crédito a lo que me estaba ocurriendo. No sabía qué hacer, sentía cómo su mano se dirigía a mi entrepierna, quería gritar, pero no salía nada de mi boca, sólo sentía su mano y su cuerpo sacudiéndose.
Una mujer gritó y el chico se puso su mochila para ocultar su sexo y se bajó corriendo. Abrí los ojos y la mujer me preguntó si estaba bien y maldijo al muchacho.