La vida secreta y corrupta de Arturo Durazo Moreno ‘El Negro’

PRESCOTT LAKES, AZ
Información de: Dennis Wagner, The Republic | azcentral.com
(Parte II de IV)
Infiltrando a Durazo
Fuente Dos
A finales de los años 70, el FBI le asignó como blanco a Durazo.
El Negro aún no había sido condenado de pasar embarques de cocaína de Colombia a Miami por México, pero existían sospechas. Fuente Dos persuadió a una asociación internacional de policía a otorgar un reconocimiento a El Negro por cumplimiento de la ley en Washington D.C. y organizó ser guía de Durazo en un paseo por la academia del FBI y la Suprema Corte de los Estados Unidos.
“Era experto en infiltración,” explicó. “Me asignaron infiltrarlo, así que lo hice… En una ocasión encendió un cigarrillo con un billete de 100 dólares frente a mí.”
Al poco tiempo, Fuente Dos viajaba a la Ciudad de México con frecuencia a visitar a su amigo, quien no solo lo acreditó como mayor de la policía, sino que lo nombró General del Ejército Mexicano, título que utilizó para operaciones encubiertas.
Fuente Dos dice no haber participado en la acusación de Durazo en Miami, pero tampoco le sorprende que los cargos criminales hayan desaparecido: “Como Noriega en Panamá, él (Durazo) trataba con todas las agencias (de E.U.) porque necesitaban su cooperación en México.”
Parte del relato de Fuente Dos se puede corroborar no solo por expedientes del FBI, sino que también por Albert Zapanta, el actual presidente y director ejecutivo de la Cámara de Comercio México-Estados Unidos. Zapanta, quien ha tenido varios cargos en el gobierno estadounidense, conoció a Fuente Dos y a Durazo en los años 1970 en Ciudad de México, y también el entonces jefe policiaco lo acreditó como mayor de la policía. Zapanta recibió la oferta de un arma automática calibre .45, chapeada en oro y plata, pero la rechazó.
Zapanta sospecha que Durazo fue un activo de la CIA, “pensaba que lo era en relación a las armas y drogas” agregó. También tenía sus dudas de Fuente Dos, un “promotor de relaciones” que parecía trabajar para la inteligencia de E.U. “Era un tipo agradable, pero ¿le tendría confianza? No.”
Por su parte, Rothmiller tenía la siguiente impresión de Fuente Dos: “Agentes de E.U., espías y policías zumbaban a su alrededor como abejas gringas. Y no había duda que éste tenía acceso a los secretos más profundos de la comunidad de inteligencia mexicana.”
De hecho, Fuente Dos se convirtió en uno de los recursos más valiosos para Rothmiller, acercándolo a grandes casos que involucraban cargamentos de cocaína hacia California y tráfico de armas hacia afuera del país. Estas investigaciones corrían su curso el 10 de agosto de 1982 cuando Rothmiller conducía su auto cerca de su casa y fue emboscado por un pistolero en una motocicleta, quien accionó su arma en seis ocasiones contra el auto particular del policía, mismo que resultó solo con una lesión en la espalda. El pistolero escapó.
Incapacitado por el accidente, Rothmiller solicitó compensación de su empleador, pero el Departamento de Policía de Los Ángeles se la negó bajo el argumento de que el atentado y la lesión habían sido fabricados y lo acusó de mala conducta. Después de considerar las pruebas, un juez no solo dictó a favor de Rothmiller sino que criticó al Departamento de Policía, el cual estaba bajo el mando del jefe Daryl Gates. Rothmiller recibió compensación por la lesión y el estrés causado por una campaña de acoso y cargos falsos del Departamento de Policía de Los Ángeles.
A pesar del resultado, la carrera de Rothmiller en seguridad pública había terminado, por lo que éste renunció al Departamento de Policía.
Pero habría un capítulo más en su conflicto personal con el Jefe Gates, y la extraña historia de El Negro se enredaría aún más.
‘DURAZO ERA EL CHAPO DE SU TIEMPO’
México eligió un nuevo presidente en 1982, Miguel De La Madrid Hurtado, quien prometió eliminar la corrupción desde sus raíces.
Durazo perdió su trabajo.
A los pocos meses, uno de sus asistentes publicó un best seller titulado “Lo Negro del Negro Durazo” en el que relataba a escalofriante detalle la intervención del exjefe en asesinatos, sobornos, tráfico de droga y otros crímenes.
Para principios de 1983, entre fuertes rumores en los medios mexicanos de cargos criminales contra Durazo, éste se desterró y emprendió viajes por el mundo utilizando su casa en California como base.
Rothmiller sabía que El Negro tenía un condominio en un complejo frente al mar en Marina Del Rey, frecuentaba un lujoso restaurante en Los Ángeles y convivía con jueces y oficiales estadounidenses.
Una vez más, la realidad no tenía ningún sentido. “Durazo era El Chapo de su tiempo,” recuerda Rothmiller. “Sabíamos de su acusación. ¿Por qué no lo arrestaban cuando venía para acá?”
Las preguntas continuaron sin respuesta por años, opacadas para Rothmiller por su crecimiento profesional. Al dejar la fuerza policial trabajó en televisión y eventualmente condujo un programa en la cadena deportiva ESPN llamado “The Gamesman”, en el cual luchó contra cocodrilos, voló con los Blue Angels y participó en otros retos.
ROTHMILLER SE CONVIERTE EN ESCRITOR
Rothmiller también empezó a escribir libros.
El primer ‘LA’s Secret Police,” (La Policía Secreta de Los Ángeles) se publicó entre el escándalo en 1992 de las manifestaciones de Los Ángeles detonadas por la golpiza que recibió el automovilista Rodney King. Rothmiller describió el atentado que sufrió, el cual ligaba a sus investigaciones de los carteles de droga y el tráfico de armas. También mencionó a su soplón colombiano. Pero en gran parte se enfocó en una campaña de espionaje de la policía, conducida por el Jefe Gates, contra políticos de California y celebridades de Hollywood. Las revelaciones de Rothmiller aportaron a la clausura forzada de la División de Inteligencia y Crimen Organizado del Departamento de Policía de Los Ángeles y, junto a las manifestaciones, contribuyeron a la salida de Gates como jefe.
Rothmiller escribió más de una docena de libros – desde un perfil psicológico de Hitler hasta un análisis histórico de la ley Romana y un tomo humorístico acerca de perros.
Empezó a poner atención al escándalo Irán-Contra, incluyendo alegatos de operadores de la administración de Reagan en coordinación con traficantes de cocaína para financiar embarques militares a los insurgentes nicaragüenses. El Reporte Kelly de 1988, una investigación del Senado de EU, reveló las colaboraciones Contra.
Rothmiller también siguió de cerca las investigaciones de la tortura y asesinato en la Ciudad de México del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena. A pesar de que originalmente se culpó a los líderes de carteles y oficiales corruptos mexicanos, dos ex oficiales de la DEA reclamaron públicamente en 2013 que la CIA estuvo involucrada en el asesinato.
Phil Jordan de Scottsdale, ex dirigente del Centro de Inteligencia de la DEA en El Paso, y Héctor Berrellez, un agente retirado que supervisó la investigación de la muerte de Camarena, afirman que un agente de la CIA llamado Félix Rodríguez estuvo presente durante la tortura de Camarena y que el asesinato se llevó a cabo en parte porque el agente de la DEA descubrió conexiones entre los carteles y pistas de aterrizaje mexicanas utilizadas para transportar droga y armas para la operación Contra.
La CIA niega haber estado involucrada en la muerte de Camarena. Una vocera de la agencia rechazó por correo electrónico ofrecer documentos o contestar preguntas acerca del tema. Sin embargo, la vocera confirmó que Rodríguez era agente de la CIA.
Recientemente, Rodríguez declaró en una entrevista en televisión mexicana que la afirmación de que él había tenido algo que ver en la muerte de Camarena era “La acusación más ridícula que he escuchado en mi vida”. Dijo no haber estado en México cuando sucedió y ofreció someterse a un polígrafo para comprobarlo.
Con este antecedente, Rothmiller decidió aplacar su curiosidad sobre El Negro y solicitó información pública del FBI, Departamento de Estado y otras agencias federales. Sus peticiones fueron rechazadas, hasta que la FBI inexplicablemente le envió un CD con reportes clasificados.
Los documentos se leían como una novela de espías con un giro sorpresivo. La trama, basada en Los Ángeles y no en México, posicionaba a Rothmiller como un actor de reparto y revelaba a su ex compañero, Hamilton, en un cameo aterrador.
LA HISTORIA DE DURAZO
La leyenda de El Negro empezó en Cumpas, un pueblo en Sonora aproximadamente 100 millas al sur de la frontera con Arizona, donde creció Arturo Durazo Moreno. López Portillo, el futuro presidente mexicano, era su vecino y amigo cercano.
Ambos ingresaron al gobierno. El Negro se convirtió en miembro de la derechista México Guardias Blancas, una milicia notoria por reprimir reformistas de lo 1960 con violencia. Cuando López Portillo contendió para presidente en 1976, Durazo se convirtió en su jefe de seguridad personal.
Esta relación resultó problemática para las autoridades estadounidenses.
De acuerdo a documentos obtenidos por Rothmiller, justo antes de la toma de protesta de López Portillo, el entonces embajador de EU, Joseph Jova, se reunió con el presidente electo para advertirle acerca de la acusación de tráfico de cocaína contra Durazo en Florida. Jova indicó a López Portillo que Durazo podría ser arrestado en EU y le recomendó no darle un puesto prominente en su gobierno. López Portillo ignoró la petición, creando así una posible pesadilla diplomática.
Pero según Rothmiller, pasó algo muy raro: “Las agencias de EU conspiran para remover la orden del sistema Look-Out. Mantienen la acusación secreta para permitir a este traficante de cocaína viajar libremente a EU durante los siguientes 6 años… Él (Durazo) tuvo reuniones con oficiales de E.U. de peso y, durante el término de su mandato, continuó el tráfico de cocaína, empleó extorsiones, sobornos y asesinatos.”
A final de cuentas, Durazo utilizó el departamento de la policía federal de la Ciudad de México como su propio sindicato del crimen.
Su salario oficial era de $1,000 mensuales, pero acumuló una fortuna. Había mansiones en México y puntos de escape en E.U., Canadá, España y otros lugares. Un recinto en México contaba con un hipódromo, una laguna artificial, un casino y una discoteca. Otro, que replicaba el Partenón de Grecia, es ahora un popular museo a la corrupción.
Cuando López Portillo deja el cargo en diciembre de 1982, el nuevo presidente, De La Madrid, cumplió una promesa de reforma y remplazó al jefe de policía de la ciudad capital.
El Negro ya era tema de películas, libros y corridos. Ahora iniciaba una investigación criminal en su contra. Pero éste, informado por asesores internos, desapareció – con ayuda de un amigo colombiano de Los Ángeles.
Fuente Dos confirma reportes de la FBI que describen cómo ayudó a Durazo a importar autos a California, a cambiar cheques, a solicitar visas y programar reuniones de negocios con un ayudante y un confidente. Fuente Dos informó que solidificó la confianza usando su influencia para meter a Silvia, esposa de Durazo, al país con estatuas de elefantes de oro y 300 mil dólares en efectivo.