Podrían lobos de Chernobyl esparcir sus genes radiactivos

CDMX
El 26 de abril de 1986, un accidente catastrófico ocurrió en la Unidad 4 de la central nuclear de Chernobyl, Ucrania, en la antigua URSS.
El percance aconteció debido a la coincidencia de varios factores. Como por ejemplo, que el reactor no tuviera un sistema de seguridad actualizado.
En la fatídica noche, había un experimento en marcha pero un grave fallo en las máquinas generó las explosiones y posteriormente la altísima radioactividad.
Por órdenes estrictas de las autoridades, el área de 4 mil 300 kilómetros fue deshabitada, intentando de ese modo proteger a la población.
Aunque se ha mantenido sin gente por años, hay criaturas que han aprovechado la desolación para reproducirse y hacer del terreno su hogar.
La retirada de los humanos favoreció la proliferación de diversas especies de animales salvajes, entre ellos, linces, ratones, jabalíes, venados y caballos.
En especial, la densidad de población de lobos grises llegó a superar siete veces la de otras reservas de los alrededores, alcanzando un límite en la proporción de depredadores grandes que pueden habitar un mismo lugar.
Un estudio publicado recientemente en la revista European Journal of Wildlife Research dio a conocer que los lobos que habitan la zona podrían dispersar sus genes -muy posiblemente alterados por mutaciones- por el resto de Europa.
Para monitorear los desplazamientos de estos animales, los investigadores colocaron collares con transmisores GPS a catorce lobos grises —13 adultos mayores de dos años y un ejemplar más joven de entre 1 y 2 años de edad— que habitan en el área contaminada.
Gracias a esto, los científicos determinaron que a diferencia de los ejemplares adultos, que permanecieron dentro del diámetro de 30 kilómetros de la zona de exclusión, el lobo joven recorrió una distancia de 369 kilómetros en el transcurso de 21 días. Sin embargo, una falla en el transmisor impidió averiguar si posteriormente el animal regresó a su hábitat o bien migró de manera permanente.
Estos resultados son la primera prueba de la dispersión de lobos más allá de los límites de la zona contaminada por la radiación. Sería razonable suponer que algo similar está sucediendo también con otras especies, precisó Michael Byrne, especialista de la Universidad de Misuri (EE.UU.) y autor principal del estudio, al portal Live Science .