Roma, ita
Irrumpieron ladrones en una pequeña iglesia en las montañas al este de Roma.
Ladrones irrumpieron en una pequeña iglesia en las montañas al este de Roma el fin de semana y se llevaron un relicario con la sangre del difunto pontífice Juan Pablo II, dijo el lunes la custodia.
Decenas de policías con perros rastreadores revisaron la zona remota en busca de pistas sobre lo que la revista católica italiana Familia Cristiana calificó como “un robo sacrílego que probablemente fue encargado por alguien”.
Franca Corrieri dijo que había descubierto una ventana rota el domingo por la mañana y que había llamado a la policía. Cuando entraron en la pequeña iglesia de piedra, se encontraron con que habían desaparecido un relicario de oro y un crucifijo.
Juan Pablo II, que murió en 2005, adoraba las montañas de la región de los Abruzos, al este de Roma. En ocasiones se escapaba en secreto del Vaticano para caminar o esquiar allí y rezaba en esta iglesia.
El Papa nacido en Polonia, cuyo pontificado duró 27 años, será santificado en Roma por la Iglesia Católica en mayo, lo que significa que el relicario se convertirá en un objeto más llamativo y valioso.
En 2011, el ex secretario privado de Juan Pablo II, el cardenal Stanislaw Dziwisz, dio a la comunidad de los Abruzos sangre del difunto pontífice como una muestra del amor que el Papa sentía por esas montañas.
La sangre fue colocada en un recipiente circular de cristal y oro y mantenida en una urna de la pequeña iglesia de San Pietro della Ienca, cerca de la ciudad de L’Aquila.
Corrieri dijo que parecía que el incidente fue un “secuestro” más que un robo. “De alguna forma, se ha robado (parte de) una persona”, dijo por teléfono. No obstante, añadió que no podía decir si la intención de los ladrones era pedir un rescate por la sangre.
Aparte del relicario y el crucifijo, no se robó nada más de la aislada iglesia, aunque Corrieri señaló que los ladrones probablemente tuvieron tiempo de llevarse otros objetos durante el robo, que se produjo por la noche.
Parte de la sangre de Juan Pablo II se tomó y conservó tras el intento de asesinato que casi acabó con su vida en la Plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981.