Nueva York
Las personas marcharon para protestar por la muerte de un hombre negro.
Miles de personas marcharon en Staten Island para protestar por la muerte de un hombre negro que murió sofocado cuando un oficial le hizo una maniobra al cuello para someterlo y arrestarlo.
La marcha, en que los participantes manifestaron alternativamente dolor, indignación y esperanza de un futuro mejor, fue encabezada por el reverendo Al Sharpton y familiares de Eric Garner, de 43 años, que murió el 17 de julio después que un policía lo arrojó al piso con una maniobra al cuello prohibida y que fue captada por un video que después circuló públicamente.
El acto comenzó en la intersección donde la policía enfrentó a Garner, desde donde se inició la marcha detrás de un cartelón que decía “No volveremos atrás. Marcha por la justicia”.
La policía calculó que 2 mil 500 personas participaron en la protesta.
James O’Neill, jefe de patrulla en el Departamento de Policía de Nueva York, acreditó a los organizadores de la marcha haber mantenido el orden. “Todo está bien”, afirmó.
Asimismo Sharpton pidió a unos 100 participantes reunidos en una iglesia de Staten Island evitar la violencia o irse a sus casas.
También reiteró su llamamiento a que la justicia federal se haga cargo de la investigación por la muerte de Garner, asmático, padre de seis hijos, a quien los policías pararon por vender cigarrillos ilegalmente.
La leyenda más repetida en los carteles de los participantes era “Manos arriba, no disparen”, que se popularizó durante las protestas en Missouri por la muerte de Michael Brown.
La viuda de Garner, Esaw, instó a la multitud a marchar en paz en pro de la justicia. Dijo que temía dejar que sus hijos salieran a la calle y pidió justicia para su marido.
Los participantes marcharon flanqueados por docenas de policías, pero ninguno con equipo antimotines. La marcha pasó por la oficina del procurador general de Staten Island, Daniel Donovan, quien esta semana envió el caso a un jurado de investigación.
Sharpton ha dicho reiteradamente que la muerte de Garner y de Michael Brown, de 18 años, a manos de la policía en Ferguson, Missouri, representan “un momento decisivo” para la naturaleza de la acción policial.
Garner, asmático y padre de seis hijos, estaba desarmado cuando fue detenido por la policía el 17 de julio por vender supuestamente cigarrillos de manera ilegal.
En una rencilla captada por un teléfono celular, Garner, negro, fue sometido con una maniobra al cuello —una táctica ilegal— por un policía blanco y se oye que grita “¡No puedo respirar!” cuando lo obligan a tirarse al piso.
Murió poco después. El forense de la municipalidad calificó la muerte de homicidio y dos policías de Nueva York han sido reasignados durante la investigación.