La pandemia de COVID-19 ha dejado atrás su fase más intensa gracias a las campañas de vacunación emprendidas en todo el mundo, pero el virus sigue evolucionando. Científicos en Estados Unidos han creado la categoría FLiRT para clasificar nuevas cepas del virus que han captado la atención de los especialistas.
Según Andy Pekosz, profesor de microbiología e inmunología molecular en la Universidad Johns Hopkins, estas variantes podrían desencadenar otra ola de infecciones.
Las variantes FLiRT, que incluyen cepas como KP.2 y JN.1.7, han surgido independientemente, pero comparten un conjunto común de mutaciones. Esto plantea desafíos para el diseño de nuevas vacunas contra el COVID-19, que se espera estén disponibles para el próximo otoño.
Una de las nuevas variantes, KP.2, ha suscitado preocupación debido a su rápido aumento en Estados Unidos. En marzo, representaba el 4% de las infecciones, pero para mayo, había aumentado al 50%.
Esta variante es una mutación de la cepa JM.1 y se caracteriza por una mayor capacidad de contagio debido a cambios en sus aminoácidos, lo que le permite replicarse más rápidamente en el organismo.
Aunque las infecciones por COVID-19 actualmente se presentan en oleadas más pequeñas, se estudia el potencial impacto de estas nuevas variantes, especialmente en poblaciones vulnerables como adultos mayores o personas inmunocomprometidas.
En cuanto a los síntomas, la variante KP.2 no presenta síntomas nuevos; los afectados experimentarán los síntomas conocidos de COVID-19, que pueden variar desde leves hasta graves, siendo similares a los de un resfriado en casos leves.