Matteo Cannia, un pescador con más de 70 años de experiencia en el mar, fue uno de los primeros en sentir la furia de la naturaleza. “Escuché los truenos y el viento y decidí volver a casa”, relató. “A medida que la tormenta crecía, todos se despertaron. El agua entraba a la casa de mi amigo”. Cannia no sabía que ese día, la furia del mar se iba a cobrar siete vidas.
Un yate de lujo llamado Bayesian, amarrado en el puerto, se hundió en cuestión de minutos. De las 22 personas a bordo, 15 lograron llegar a una balsa salvavidas, pero siete perdieron la vida. Entre ellos, se encontraba Mike Lynch, un reconocido empresario tecnológico británico, apodado “el Bill Gates británico”, y su hija Hannah, de 18 años. Lynch había organizado un viaje con amigos y familiares para celebrar su absolución en un juicio por fraude en Estados Unidos.
El hundimiento del Bayesian ha desatado una intensa investigación por parte de las autoridades italianas. Los expertos se cuestionan cómo un barco tan grande y moderno pudo sucumbir tan rápidamente a la tormenta. Un equipo de investigadores marinos británicos se ha unido a la investigación, que se centra en la conducta del capitán del barco, James Cutfield, quien sobrevivió al naufragio.
Los fiscales italianos han iniciado una investigación por posibles delitos de homicidio involuntario y naufragio por negligencia. "Podría ser sólo el capitán. Podría ser toda la tripulación. No descartamos nada en absoluto”, declaró el fiscal estatal de la región, Ambrogio Cartosio.
La tragedia del Bayesian ha conmocionado a la comunidad de Porticello, un pueblo acostumbrado a la vida tranquila en el mar. "El domingo pasado por la noche vimos el fin del mundo en Porticello”, dijo la residente Maria Vizzo. “Nunca habíamos visto algo como esto. Aquí todos están conmocionados y todos lloran”.