La lluvia, inclemente y torrencial, pintó un panorama de caos vehicular y rescates dramáticos en San Antonio, Texas. Un escenario catastrófico se vivió en Perrin Creek, donde un conductor, en su afán por sortear las aguas, vio cómo su vehículo se convertía en un barco a la deriva. La fuerza de la corriente, implacable, lo arrastró hasta que afortunadamente, fue rescatado sin incidentes
Cerca del Museo de Arte McNay, el aguacero se ensañó con dos vehículos que, atrapados en el torbellino, chocaron con violencia. Los restos, flotando en el torrente, eran una muestra de la fragilidad humana frente a la naturaleza en su furia.
La avenida North New Braunfels, a su vez, se convirtió en un mar de basura. Los contenedores, arrastrados por las fuertes corrientes, se unieron al desfile de vehículos y peatones, dibujando una imagen surrealista.
La Autoridad Meteorológica de KSAT no tardó en reaccionar, emitiendo una advertencia de inundaciones repentinas que se prolongó hasta el mediodía. Un llamado a la prudencia que resonó en las calles de la ciudad.
Poco a poco, San Antonio comenzó a recuperar su ritmo. La calma regresó, el sol asomó y las calles se fueron secando. La ciudad, una vez más, se adaptó al ritmo del agua, dejando una huella imborrable: la naturaleza, en su inmensidad, nos recuerda que ante la duda, la precaución es nuestra mejor aliada.