Una reciente investigación de la San Diego Hunger Coalition revela que casi el 30% de los residentes de San Diego, equivalente a cerca de 900,000 personas, enfrenta dificultades para acceder a alimentos adecuados, con un impacto notable en la comunidad hispana. La situación se ve agravada por el aumento de precios en productos básicos y servicios, lo que limita la capacidad de muchas familias para comprar alimentos nutritivos.
Ernestina Cervantes, madre de cuatro hijos y abuela de cinco, trabaja en un restaurante pero aún así lucha para llegar a fin de mes. A pesar de que sus ingresos han aumentado, el costo de vida, incluyendo la gasolina y la electricidad, ha crecido a un ritmo que le impide disfrutar de una alimentación adecuada. Ella menciona que, tras cubrir sus gastos básicos, solo le quedan entre 15 y 20 dólares para comprar alimentos, lo que a menudo no es suficiente.
Debido a la inflación, Ernestina se ha visto obligada a priorizar alimentos básicos como frijoles, frutas y verduras, y ha recurrido a bancos de alimentos para satisfacer sus necesidades. Esta situación la hace sentir impotente, especialmente en un país que se considera de primer mundo, donde muchas personas no deberían enfrentar tales dificultades.
Casi Castillo, presidente del Banco de Comida de San Diego, indica que ha habido un aumento en las solicitudes de asistencia alimentaria. Actualmente, el banco proporciona despensas a 400,000 personas, lo que significa que aún medio millón de residentes no recibe ayuda. Castillo también expresa su preocupación por una posible recesión económica, que podría incrementar la necesidad de asistencia entre la población.
A pesar de que el número de residentes que enfrentan inseguridad alimentaria ha disminuido ligeramente desde los picos de la pandemia, las cifras aún no han vuelto a los niveles anteriores a la crisis. El Banco de Comida de San Diego invita a quienes necesiten ayuda a visitar su sitio web, donde pueden encontrar información sobre cómo acceder a despensas gratuitas y realizar donaciones para apoyar a la comunidad. La organización asegura que no se debe permitir que las pautas de ingresos sean un obstáculo para recibir asistencia alimentaria.