El Fiscal de los Estados Unidos, Martin Estrada, describió la operación como una de las más grandes en la historia del Departamento de Justicia contra un grupo extremista. Un total de 68 miembros de la llamada "pandilla Peckerwood" fueron acusados, con 42 actualmente bajo custodia.
Los "Peckerwoods", con sede en el Valle de San Fernando, están involucrados en diversas actividades ilícitas, incluyendo el tráfico de drogas, fraude, delitos relacionados con armas y robo de identidad. Estrada destacó que lo que los distingue es su fuerte hostilidad hacia las minorías étnicas y religiosas. El nombre del grupo proviene de un término despectivo utilizado en el sistema penitenciario, y sus miembros a menudo exhiben tatuajes con “SFV”, que significa tanto “Valle de San Fernando” como “buscando víctimas”.
Las pruebas recopiladas durante las detenciones revelaron una inquietante variedad de parafernalia supremacista blanca, incluyendo uniformes nazis y escritos antisemitas. Un miembro de la pandilla fue encontrado vendiendo drogas y fabricando dispositivos peligrosos, con un cuaderno que contenía una resolución de Año Nuevo que decía: “Hornear a cada judío”. Este caso ilustra las ideologías extremistas del grupo.
Los "Peckerwoods" han formado alianzas con la 'Hermandad Aria', un conocido grupo supremacista blanca, lo que refuerza sus operaciones. La reciente acusación alega conspiración, afirmando que los líderes de la pandilla participaron en el tráfico de drogas, incluyendo fentanilo, y utilizaron coacciones para hacer cumplir sus reglas, que requerían que los miembros pagaran impuestos a la 'Hermandad Aria' y se abstuvieran de cooperar con las autoridades.
En total, la acusación incluye 60 cargos de tráfico de drogas y otros cargos como posesión ilegal de armas de fuego y fraude. Aquellos acusados de delitos relacionados con drogas enfrentan un mínimo de 10 años hasta un máximo de cadena perpetua. La investigación ha sido considerada un avance significativo para desarticular la red de la pandilla, con el Director Adjunto del FBI, Akil Davis, señalando su carácter histórico por acusar federalmente a tantos miembros de un grupo de odio.
La operación ha puesto de relieve las actividades ilícitas de los "Peckerwoods", incluyendo la creación de un falso centro de tratamiento de drogas para proporcionar documentación falsa a los miembros en libertad condicional. Los funcionarios de la ley recuperaron grandes cantidades de drogas y armas durante sus investigaciones. El jefe de policía de Los Ángeles, Dominic Choi, elogió los esfuerzos colaborativos de la coalición de múltiples agencias, enfatizando su compromiso de hacer las calles más seguras para la comunidad. El FBI ha instado a cualquier persona con información sobre los miembros restantes de la pandilla a presentarse.