En el caso de Chicago, este sentimiento se ha apoderado del vecindario de Back of the Yards, donde se encuentra la planta de Pepsi que, sin previo aviso, cerró sus puertas de manera inmediata. La noticia, que llegó de manera abrupta a los empleados, dejó a cientos de trabajadores en una situación compleja. Eric Gadson, ex conductor de camiones de Pepsi con 21 años de antigüedad, ejemplifica la confusión general: "Me encontraba a nueve años de jubilarme y la noticia me tomó por sorpresa, dejándome en una situación difícil".
Pepsi, por su parte, atribuyó el cierre a las "limitaciones físicas" del edificio, el cual tiene más de 60 años de antigüedad. La empresa ha asegurado que su compromiso con Chicagoland permanece firme y que brindará apoyo a los empleados durante la transición. Sin embargo, el sindicato Teamsters Local 727, que representa a los trabajadores de la planta, ha criticado la falta de aviso por parte de Pepsi, considerándola una violación de la Ley WARN. Esta ley exige a los empleadores con 75 o más empleados a tiempo completo dar un aviso con 60 días de anticipación sobre cierres de plantas o despidos masivos.
El sindicato calificó la decisión de Pepsi como "repugnante y una desgracia", acusando a la empresa de falta de transparencia y responsabilidad. Pepsi ha confirmado que continuará pagando salarios y ofreciendo beneficios hasta finales de diciembre. El sindicato ha solicitado una reunión con la empresa para discutir la situación.
El cierre de la planta de Pepsi en Chicago representa un duro golpe para la comunidad, dejando a cientos de familias sin su principal fuente de ingresos. La situación pone de manifiesto la importancia de las regulaciones laborales y la necesidad de que las empresas actúen con transparencia y responsabilidad al tomar decisiones que afectan a sus empleados.