El sonido de los disparos resonó en las calles de Harlem, un recordatorio brutal de la violencia que azota a la ciudad de Nueva York. Mientras el sol de la tarde proyectaba largas sombras, la tranquilidad del lunes se vio interrumpida por un tiroteo a plena luz del día. En medio del caos, una niña de tan solo 7 años se convirtió en víctima de la brutalidad, al recibir un disparo en el abdomen.
La escena del crimen, ubicada en West 145th Street, cerca de un establecimiento Starbucks, se convirtió en un escenario de horror. La pequeña, que caminaba con su padre en su patineta rosada, se vio atrapada en el fuego cruzado entre pandillas rivales. Testigos presenciales, atónitos por la brutalidad del ataque, describieron el momento en que la niña fue llevada a una patrulla policial en condición estable. "Ella estaba en estado de shock total mirando hacia abajo a su herida, fue una locura", dijo un testigo llamado Angel Casanova, describiendo la desesperación que se respiraba en el lugar.
La policía de Nueva York, conmocionada por el incidente, inició una investigación a fondo. Se determinó que miembros de una pandilla dispararon nueve rondas contra un grupo rival, a una cuadra de distancia. La niña, desafortunadamente, se convirtió en una víctima inocente, al ser alcanzada por una bala perdida. "Hay dos sospechosos detenidos, relacionados con pandillas", informó el subdirector de NYPD, Brian Gil, quien confirmó que se recuperó un arma de fuego, pero que se sigue buscando una segunda.
El alcalde Eric Adams, expresando su consternación por el ataque, dijo: "Realmente quiero elogiar la rápida respuesta de los distritos 30 y 32 y vamos a llevar esto a la justicia. Claramente nuestros corazones están con la familia, rezo por una pronta recuperación". Mientras la ciudad se recupera del shock del incidente, la tragedia sirve como un crudo recordatorio de la necesidad de combatir la violencia en sus calles.