Pero hay algo que no se puede negar: el poder de Donald Trump está en auge.
Después de un periodo marcado por la división y la polarización, el ex presidente ha logrado un objetivo que parecía imposible: asegurar una "trifecta gobernante". Este escenario, que implica el control del Congreso y la Casa Blanca, otorga un poder sin precedentes al líder de un partido, y en este caso, coloca a Trump en una posición privilegiada para imponer su agenda.
¿Cómo ha logrado esto? Pues tras las elecciones de mitad de periodo, los republicanos han logrado la mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado. Esta victoria le brinda a Trump la llave para avanzar con sus prioridades políticas sin obstáculos. La aprobación de sus propuestas legislativas, la rápida confirmación de sus nombramientos, todo será mucho más fácil con el respaldo del Congreso.
No es la primera vez que Trump disfruta de este escenario. Ya lo experimentó en sus primeros dos años de gobierno, pero ahora cuenta con un arma secreta: la mayoría conservadora en la Corte Suprema. Esta nueva dinámica le otorga un poder aún mayor para consolidar su influencia y imponer sus políticas sin miedo a la oposición.
Aunque las mayorías en ambas cámaras son mínimas, lo que podría dificultar algunos procesos, los próximos dos años serán claves para Trump. Las bases del partido republicano estarán ansiosas por alinearse detrás de su líder, y la "trifecta gobernante" le otorga un poder incomparable para llevar a cabo sus planes.