Las repercusiones se extienden más allá de las fronteras, afectando las relaciones internacionales y la economía.
El epicentro de esta crisis radica en la sorpresiva renuncia de Chrystia Freeland, Ministra de Finanzas y viceprimera ministra. Su salida, ocurrida horas antes de una crucial presentación económica en el Parlamento, ha dejado a muchos sorprendidos y con muchas preguntas.
"Las políticas fiscales del gobierno canadiense no estaban alineadas con la necesidad de prepararse ante una posible 'guerra arancelaria' con los Estados Unidos", declaró Freeland en su carta de renuncia, apuntando directamente a un conflicto con el Primer Ministro Justin Trudeau.
La discrepancia se centra en la estrategia ante las posibles consecuencias económicas de la administración Trump. Freeland abogaba por una postura fiscal más conservadora, acumulando reservas para enfrentar eventuales crisis, a diferencia de la línea que parecía seguir Trudeau.
La amenaza de aranceles del 25% anunciados por Donald Trump sobre Canadá y México, según Freeland, es un factor clave en esta disputa. Trudeau, por su parte, considera estas medidas una grave amenaza que podría desencadenar una recesión.
Esta situación no ha pasado desapercibida para la oposición. Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador, ha aprovechado la coyuntura para denunciar un supuesto "caos" gubernamental y exigir elecciones anticipadas. Las encuestas le dan una ventaja considerable a los conservadores, alrededor de 20 puntos sobre los liberales, según las últimas cifras.
Pero la crisis actual no es un hecho aislado. En octubre, una veintena de diputados liberales firmaron una carta solicitando la renuncia de Trudeau, cuestionando su liderazgo ante la alta inflación, el elevado costo de la vivienda y la insatisfacción con los servicios sociales. Algunos atribuyen estos problemas a las políticas de inmigración del gobierno.
A pesar de la presión, Trudeau sigue en el poder. El vacío dejado por Freeland, sin embargo, ha intensificado las tensiones dentro del Partido Liberal y ha generado más incertidumbre sobre el futuro político de Canadá. La posibilidad de elecciones anticipadas y un cambio de gobierno se ciernen sobre el país.
El panorama se complica aún más con la posibilidad de que el Bloque Quebequés (BQ) se convierta en el principal partido de la oposición, según los sondeos, de celebrarse elecciones en este momento. El futuro político canadiense se presenta complejo e incierto.